Cristiano acaba desquiciado tras consumar su primera derrota en Arabia Saudí

Cristiano Ronaldo ha sido siempre un ganador nato, un animal competitivo para el que cada derrota, habitualmente esporádica, es la peor noticia del año. Así lo demostró este jueves, cuando su nuevo equipo, el Al-Nassr de la Liga Saudí, cayó por la mínima (1-0) en casa de su mayor rival y líder del torneo, el Al-Ittihad, que ya les había eliminado además de la Supercopa de Arabia.
Desde su llegada a tierras saudíes el luso no conocía la derrota en Liga, y en apenas siete partidos había anotado ya ocho goles, y repartido dos asistencias. Impacto inmediato como en cada equipo al que va, pero sigue sin ser capaz de gestionar sus cabreos de la forma más racional, como volvió a exhibir nada más finalizar el partido.
Mateu Lahoz, colegiado invitado de honor para oficiar el partido, se llevó el silbato a la boca para decretar esa primera derrota liguera de Cristiano en Arabia Saudí, y el portugués no pudo contener la rabia de camino al túnel de vestuarios. Fue incapaz de anotar a pesar de intentarlo de todas la formas posibles, y tuvo que aguantar los gritos de «¡Messi, Messi!» desde la grada, a los que reaccionó pateando una botella de agua al aire.

🔴 شاهدوا .. غضب كبير جداً من النجم العالمي #كرستيانو_رونالدو بعد الخسارة من #الاتحاد للمرة الثانية#الاتحاد_النصر#النصر_الاتحاد pic.twitter.com/T80sXddLmS— علاء سعيد (@alaa_saeed88) March 9, 2023
Ronaldo se enroló en el equipo de Riad el pasado mes de enero, después de un Mundial turbulento para él y de abandonar de mala manera el Manchester United. No hubo más ofertas europeas, y el máximo goleador de la Historia tuvo que retirarse ‘forzosamente’ (cobrará 200 millones de euros por temporada en el país árabe) del fútbol élite de primer nivel, a pesar de seguir ofreciendo un nivel más que aceptable para cualquier equipo de primera fila.
Desde luego, por mucho dinero que esté ganando, la de Arabia Saudí nunca fue su primera, ni su segunda opción, y quizá su reacción en el partido ante el Al-Ittihad refleja, más que el dolor de la derrota, la impotencia por estar desaprovechando sus últimos años buenos en una Liga infinitamente inferior a cualquier campeonato europeo.

Cristiano acaba desquiciado tras consumar su primera derrota en Arabia Saudí

Cristiano Ronaldo ha sido siempre un ganador nato, un animal competitivo para el que cada derrota, habitualmente esporádica, es la peor noticia del año. Así lo demostró este jueves, cuando su nuevo equipo, el Al-Nassr de la Liga Saudí, cayó por la mínima (1-0) en casa de su mayor rival y líder del torneo, el Al-Ittihad, que ya les había eliminado además de la Supercopa de Arabia. Desde su llegada a tierras saudíes el luso no conocía la derrota en Liga, y en apenas siete partidos había anotado ya ocho goles, y repartido dos asistencias. Impacto inmediato como en cada equipo al que va, pero sigue sin ser capaz de gestionar sus cabreos de la forma más racional, como volvió a exhibir nada más finalizar el partido. Mateu Lahoz, colegiado invitado de honor para oficiar el partido, se llevó el silbato a la boca para decretar esa primera derrota liguera de Cristiano en Arabia Saudí, y el portugués no pudo contener la rabia de camino al túnel de vestuarios. Fue incapaz de anotar a pesar de intentarlo de todas la formas posibles, y tuvo que aguantar los gritos de "¡Messi, Messi!" desde la grada, a los que reaccionó pateando una botella de agua al aire. 🔴 شاهدوا .. غضب كبير جداً من النجم العالمي #كرستيانو_رونالدو بعد الخسارة من #الاتحاد للمرة الثانية#الاتحاد_النصر#النصر_الاتحاد pic.twitter.com/T80sXddLmS— علاء سعيد (@alaa_saeed88) March 9, 2023 Ronaldo se enroló en el equipo de Riad el pasado mes de enero, después de un Mundial turbulento para él y de abandonar de mala manera el Manchester United. No hubo más ofertas europeas, y el máximo goleador de la Historia tuvo que retirarse 'forzosamente' (cobrará 200 millones de euros por temporada en el país árabe) del fútbol élite de primer nivel, a pesar de seguir ofreciendo un nivel más que aceptable para cualquier equipo de primera fila. Desde luego, por mucho dinero que esté ganando, la de Arabia Saudí nunca fue su primera, ni su segunda opción, y quizá su reacción en el partido ante el Al-Ittihad refleja, más que el dolor de la derrota, la impotencia por estar desaprovechando sus últimos años buenos en una Liga infinitamente inferior a cualquier campeonato europeo.

Cristiano Ronaldo ha sido siempre un ganador nato, un animal competitivo para el que cada derrota, habitualmente esporádica, es la peor noticia del año. Así lo demostró este jueves, cuando su nuevo equipo, el Al-Nassr de la Liga Saudí, cayó por la mínima (1-0) en casa de su mayor rival y líder del torneo, el Al-Ittihad, que ya les había eliminado además de la Supercopa de Arabia.

Desde su llegada a tierras saudíes el luso no conocía la derrota en Liga, y en apenas siete partidos había anotado ya ocho goles, y repartido dos asistencias. Impacto inmediato como en cada equipo al que va, pero sigue sin ser capaz de gestionar sus cabreos de la forma más racional, como volvió a exhibir nada más finalizar el partido.

Mateu Lahoz, colegiado invitado de honor para oficiar el partido, se llevó el silbato a la boca para decretar esa primera derrota liguera de Cristiano en Arabia Saudí, y el portugués no pudo contener la rabia de camino al túnel de vestuarios. Fue incapaz de anotar a pesar de intentarlo de todas la formas posibles, y tuvo que aguantar los gritos de «¡Messi, Messi!» desde la grada, a los que reaccionó pateando una botella de agua al aire.

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— علاء سعيد (@alaa_saeed88) March 9, 2023

Ronaldo se enroló en el equipo de Riad el pasado mes de enero, después de un Mundial turbulento para él y de abandonar de mala manera el Manchester United. No hubo más ofertas europeas, y el máximo goleador de la Historia tuvo que retirarse ‘forzosamente’ (cobrará 200 millones de euros por temporada en el país árabe) del fútbol élite de primer nivel, a pesar de seguir ofreciendo un nivel más que aceptable para cualquier equipo de primera fila.

Desde luego, por mucho dinero que esté ganando, la de Arabia Saudí nunca fue su primera, ni su segunda opción, y quizá su reacción en el partido ante el Al-Ittihad refleja, más que el dolor de la derrota, la impotencia por estar desaprovechando sus últimos años buenos en una Liga infinitamente inferior a cualquier campeonato europeo.