El increíble camino del Real Madrid a la Decimocuarta: la Champions de las remontadas imposibles
El Real Madrid ha ganado la Champions League. Otra vez. Los de Ancelotti se las apañaron para vencer a un Liverpool que dominó en la primera parte, gracias a un gol de Vinícius que confirma lo que ya sospechábamos: este equipo no es normal.
El camino a la Decimocuarta comenzó en la fase de grupos ganando por la mínima al Inter y cayendo contra el Sheriff en el Bernabéu en un partido que hizo a la afición echarse las manos a la cabeza. La época de las cuatro de cinco parecía más lejana cada vez que alguien sacaba al Madrid de la lista de candidatos a conquistar el continente.
Y entonces llegó el liderato de grupo dejando esas buenas sensaciones que al madridismo tanto tranquilizan: el Real Madrid no jugaba a nada, así que todo estaba bien.
El sorteo de la vergüenza emparejó al Madrid con el PSG, pese a que le había tocado en primera instancia el Benfica, y entonces la porción del universo que no es del conjunto blanco empezó a frotarse las manos.
Pero el equipo de Ancelotti comenzó entonces una trilogía de remontadas que debería ser editada en formato deluxe con comentarios del director. Primero el equipo de Mbappé, que ejerció de verdugo para después caer en el Bernabéu con la primera noche mágica que agregó para siempre la imaginario colectivo a la silla de Alaba.
El Chelsea era el siguiente escalón de una carrera ascendente que para muchos sólo podía terminar en caída. Cuando los ingleses se pusieron 0-3 en la ida en feudo blanco, nadie podía imaginar que el que terminaría por medirse al City de Guardiola en semifinales iba a ser el equipo que perdía por tres goles en el minuto 80.
Y llegó el más difícil todavía. Como el monstruo final del juego, estaba el entrenador de Sampedor dispuesto a lograr su ansiada Champions lejos de can Barça con un equipo hecho a su medida. Los ‘citizen’ vencieron por 4-3 en su casa, cometiendo el gran error de dejar al Madrid vivo.
La vuelta es ya para siempre historia de la competición, con la graduación de Rodrygo por todo lo alto, que se atreve a sentarse en la mesa de Benzema, Courtois, Modric y Vinícius, los mayores pilares de un equipo que combina a la perfección la veteranía con la osadía de los pequeños.
Ante el Liverpool en la final de París, el Real Madrid, con un legendario Ancelotti al frente, volvió a demostrar que la entidad blanca es, por encima de todo, un escudo redondito y muchas Copas de Europa.
El Real Madrid ha ganado la Champions League. Otra vez. Los de Ancelotti se las apañaron para vencer a un Liverpool que dominó en la primera parte, gracias a un gol de Vinícius que confirma lo que ya sospechábamos: este equipo no es normal.
El camino a la Decimocuarta comenzó en la fase de grupos ganando por la mínima al Inter y cayendo contra el Sheriff en el Bernabéu en un partido que hizo a la afición echarse las manos a la cabeza. La época de las cuatro de cinco parecía más lejana cada vez que alguien sacaba al Madrid de la lista de candidatos a conquistar el continente.
Y entonces llegó el liderato de grupo dejando esas buenas sensaciones que al madridismo tanto tranquilizan: el Real Madrid no jugaba a nada, así que todo estaba bien.
El sorteo de la vergüenza emparejó al Madrid con el PSG, pese a que le había tocado en primera instancia el Benfica, y entonces la porción del universo que no es del conjunto blanco empezó a frotarse las manos.
Pero el equipo de Ancelotti comenzó entonces una trilogía de remontadas que debería ser editada en formato deluxe con comentarios del director. Primero el equipo de Mbappé, que ejerció de verdugo para después caer en el Bernabéu con la primera noche mágica que agregó para siempre la imaginario colectivo a la silla de Alaba.
El Chelsea era el siguiente escalón de una carrera ascendente que para muchos sólo podía terminar en caída. Cuando los ingleses se pusieron 0-3 en la ida en feudo blanco, nadie podía imaginar que el que terminaría por medirse al City de Guardiola en semifinales iba a ser el equipo que perdía por tres goles en el minuto 80.
Y llegó el más difícil todavía. Como el monstruo final del juego, estaba el entrenador de Sampedor dispuesto a lograr su ansiada Champions lejos de can Barça con un equipo hecho a su medida. Los ‘citizen’ vencieron por 4-3 en su casa, cometiendo el gran error de dejar al Madrid vivo.
La vuelta es ya para siempre historia de la competición, con la graduación de Rodrygo por todo lo alto, que se atreve a sentarse en la mesa de Benzema, Courtois, Modric y Vinícius, los mayores pilares de un equipo que combina a la perfección la veteranía con la osadía de los pequeños.
Ante el Liverpool en la final de París, el Real Madrid, con un legendario Ancelotti al frente, volvió a demostrar que la entidad blanca es, por encima de todo, un escudo redondito y muchas Copas de Europa.