El ministro del Interior francés culpa del caos a los aficionados ingleses sin entrada y detalla cómo denunciar los atracos y robos sufridos

El ministro del Interior francés, Gérald Darmanin, compareció ante una comisión del Senado para ofrecer explicaciones sobre todo lo acontecido durante la celebración de la final de la Champions del pasado sábado en Saint Denis, París.
El partido entre Real Madrid y Liverpool comenzó con 35 minutos de retraso debido al caos generado en los accesos al estadio, con miles de aficionados sin entrada o con tickets falsos tratado de entrar al partido, lo que provocó una actuación policial que no toda la comunidad internacional ha aprobado.
Posteriormente, cuando el partido y la celebración madridista concluyó y los hinchas se dirigían a sus transportes correspondientes, se vivió un infierno de agresiones y atracos en las inmediaciones del Stade de France que han generado mucho revuelo mediático en toda Europa y sobre las que Darmani también ofreció su versión.
Durante la citada comparecencia, el ministro aseguró que va a proponer que esas denuncias se puedan presentar «desde el próximo lunes» en las embajadas de Francia en ambos países.
Darmanin, que mantuvo su tesis de que el origen del problema en el acceso al campo estuvo en la presencia de decenas de miles de aficionados ingleses sin entrada o con entradas falsas, reconoció que el fiasco de esa jornada supone «una herida para nuestro orgullo nacional» y que «las cosas podían haberse hecho mejor».
El ministro aseguró que «había suficientes agentes» en el dispositivo de seguridad, que tenía 6.800 efectivos por todo París, pero recalcó que unas 110.000 personas se presentaron en el Estadio de Francia de Saint-Denis, una ciudad dormitorio económicamente deprimida al norte de París, mientras que solo había 75.000 entradas.
Detalló que en el primer filtro se detectaron 2.589 entradas falsas, todas en la zona de los aficionados ingleses, y señaló el ejemplo de que una entrada fue duplicada 760 veces y otra 744.
La comparecencia de Darmanin y de la ministra de Deportes, Amélie Oudéa-Castera, volvió a mostrar como clave la cuestión de un exceso de personas y los intentos de algunos de acceder al campo sin entrada, pero mencionando muy poco -salvo en respuestas a las preguntas de los senadores- la cuestión de los asaltos de bandas de delincuentes locales.
El senador conservador Michel Savin se preguntó si «esta estrategia de comunicación de señalar casi únicamente a los aficionados ingleses tiene el objetivo de ignorar esa delincuencia».
Darmanin reconoció que «la delincuencia fue más importante» en ese partido que en otros eventos deportivos celebrados en ese estadio, y lo atribuyó al volumen muy alto de personas presentes.
Peticiones de dimisión y acusaciones de mentir
La audiencia en el Senado celebrada este miércoles se produjo después de que los principales partidos de la oposición pidieran la dimisión del ministro del Interior.
La líder ultraderechista, Marine Le Pen, consideró que el ministro «debe irse» ante un «fiasco ocurrido ante 400 millones de telespectadores y que ha dado «una imagen deplorable de Francia», según declaró al canal público France 2.
En el otro lado del arco político, el eurodiputado Manuel Bompard, uno de los máximos colaboradores del líder de la formación izquierdista La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, acusó a Darmanin de mentir sobre el alcance del fraude de las entradas y de ocultar los problemas de orden público.
Filtraciones a la prensa apuntan hoy a que el propio presidente francés, Emmanuel Macron, ha tomado cartas en el asunto. Macron, muy aficionado al fútbol, «estaba furioso», señaló una fuente próxima al jefe del Estado al canal informativo BFMTV.
Para el presidente, lo ocurrido el sábado fue «vergonzoso» e «indigno» de Francia, según otras fuentes cercanas al mandatario citadas también hoy por el semanario «Le Canard Enchainé».
El conjunto de disfunciones del sábado ha sido un golpe muy fuerte para la imagen de una Francia que se prepara para acoger próximamente grandes eventos deportivos mundiales: La Copa del Mundo de Rugby de 2023 y, sobre todo, los Juegos Olímpicos de París de 2024.
En ambos casos, el Estadio de Francia en Saint-Denis tendrá un papel muy protagonista y la seguridad del recinto y de sus alrededores ha generado mucha controversia fuera del país, aunque el ministro del Interior ha obviado hasta ahora ese punto para centrar sus críticas en los aficionados del Liverpool.
La ministra de Deportes avanzó que para el futuro trabajarán en varios ejes: Gestión de flujos de personas; mejor comunicación e información hacia los aficionados; seguridad más flexible y con mayor atención a la delincuencia y mejor control de las entradas.

El ministro del Interior francés culpa del caos a los aficionados ingleses sin entrada y detalla cómo denunciar los atracos y robos sufridos

El ministro del Interior francés, Gérald Darmanin, compareció ante una comisión del Senado para ofrecer explicaciones sobre todo lo acontecido durante la celebración de la final de la Champions del pasado sábado en Saint Denis, París. El partido entre Real Madrid y Liverpool comenzó con 35 minutos de retraso debido al caos generado en los accesos al estadio, con miles de aficionados sin entrada o con tickets falsos tratado de entrar al partido, lo que provocó una actuación policial que no toda la comunidad internacional ha aprobado. Posteriormente, cuando el partido y la celebración madridista concluyó y los hinchas se dirigían a sus transportes correspondientes, se vivió un infierno de agresiones y atracos en las inmediaciones del Stade de France que han generado mucho revuelo mediático en toda Europa y sobre las que Darmani también ofreció su versión. Durante la citada comparecencia, el ministro aseguró que va a proponer que esas denuncias se puedan presentar "desde el próximo lunes" en las embajadas de Francia en ambos países. Darmanin, que mantuvo su tesis de que el origen del problema en el acceso al campo estuvo en la presencia de decenas de miles de aficionados ingleses sin entrada o con entradas falsas, reconoció que el fiasco de esa jornada supone "una herida para nuestro orgullo nacional" y que "las cosas podían haberse hecho mejor". El ministro aseguró que "había suficientes agentes" en el dispositivo de seguridad, que tenía 6.800 efectivos por todo París, pero recalcó que unas 110.000 personas se presentaron en el Estadio de Francia de Saint-Denis, una ciudad dormitorio económicamente deprimida al norte de París, mientras que solo había 75.000 entradas. Detalló que en el primer filtro se detectaron 2.589 entradas falsas, todas en la zona de los aficionados ingleses, y señaló el ejemplo de que una entrada fue duplicada 760 veces y otra 744. La comparecencia de Darmanin y de la ministra de Deportes, Amélie Oudéa-Castera, volvió a mostrar como clave la cuestión de un exceso de personas y los intentos de algunos de acceder al campo sin entrada, pero mencionando muy poco -salvo en respuestas a las preguntas de los senadores- la cuestión de los asaltos de bandas de delincuentes locales. El senador conservador Michel Savin se preguntó si "esta estrategia de comunicación de señalar casi únicamente a los aficionados ingleses tiene el objetivo de ignorar esa delincuencia". Darmanin reconoció que "la delincuencia fue más importante" en ese partido que en otros eventos deportivos celebrados en ese estadio, y lo atribuyó al volumen muy alto de personas presentes. Peticiones de dimisión y acusaciones de mentir La audiencia en el Senado celebrada este miércoles se produjo después de que los principales partidos de la oposición pidieran la dimisión del ministro del Interior. La líder ultraderechista, Marine Le Pen, consideró que el ministro "debe irse" ante un "fiasco ocurrido ante 400 millones de telespectadores y que ha dado "una imagen deplorable de Francia", según declaró al canal público France 2. En el otro lado del arco político, el eurodiputado Manuel Bompard, uno de los máximos colaboradores del líder de la formación izquierdista La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, acusó a Darmanin de mentir sobre el alcance del fraude de las entradas y de ocultar los problemas de orden público. Filtraciones a la prensa apuntan hoy a que el propio presidente francés, Emmanuel Macron, ha tomado cartas en el asunto. Macron, muy aficionado al fútbol, "estaba furioso", señaló una fuente próxima al jefe del Estado al canal informativo BFMTV. Para el presidente, lo ocurrido el sábado fue "vergonzoso" e "indigno" de Francia, según otras fuentes cercanas al mandatario citadas también hoy por el semanario "Le Canard Enchainé". El conjunto de disfunciones del sábado ha sido un golpe muy fuerte para la imagen de una Francia que se prepara para acoger próximamente grandes eventos deportivos mundiales: La Copa del Mundo de Rugby de 2023 y, sobre todo, los Juegos Olímpicos de París de 2024. En ambos casos, el Estadio de Francia en Saint-Denis tendrá un papel muy protagonista y la seguridad del recinto y de sus alrededores ha generado mucha controversia fuera del país, aunque el ministro del Interior ha obviado hasta ahora ese punto para centrar sus críticas en los aficionados del Liverpool. La ministra de Deportes avanzó que para el futuro trabajarán en varios ejes: Gestión de flujos de personas; mejor comunicación e información hacia los aficionados; seguridad más flexible y con mayor atención a la delincuencia y mejor control de las entradas.

El ministro del Interior francés, Gérald Darmanin, compareció ante una comisión del Senado para ofrecer explicaciones sobre todo lo acontecido durante la celebración de la final de la Champions del pasado sábado en Saint Denis, París.

El partido entre Real Madrid y Liverpool comenzó con 35 minutos de retraso debido al caos generado en los accesos al estadio, con miles de aficionados sin entrada o con tickets falsos tratado de entrar al partido, lo que provocó una actuación policial que no toda la comunidad internacional ha aprobado.

Posteriormente, cuando el partido y la celebración madridista concluyó y los hinchas se dirigían a sus transportes correspondientes, se vivió un infierno de agresiones y atracos en las inmediaciones del Stade de France que han generado mucho revuelo mediático en toda Europa y sobre las que Darmani también ofreció su versión.

Durante la citada comparecencia, el ministro aseguró que va a proponer que esas denuncias se puedan presentar «desde el próximo lunes» en las embajadas de Francia en ambos países.

Darmanin, que mantuvo su tesis de que el origen del problema en el acceso al campo estuvo en la presencia de decenas de miles de aficionados ingleses sin entrada o con entradas falsas, reconoció que el fiasco de esa jornada supone «una herida para nuestro orgullo nacional» y que «las cosas podían haberse hecho mejor».

El ministro aseguró que «había suficientes agentes» en el dispositivo de seguridad, que tenía 6.800 efectivos por todo París, pero recalcó que unas 110.000 personas se presentaron en el Estadio de Francia de Saint-Denis, una ciudad dormitorio económicamente deprimida al norte de París, mientras que solo había 75.000 entradas.

Detalló que en el primer filtro se detectaron 2.589 entradas falsas, todas en la zona de los aficionados ingleses, y señaló el ejemplo de que una entrada fue duplicada 760 veces y otra 744.

La comparecencia de Darmanin y de la ministra de Deportes, Amélie Oudéa-Castera, volvió a mostrar como clave la cuestión de un exceso de personas y los intentos de algunos de acceder al campo sin entrada, pero mencionando muy poco -salvo en respuestas a las preguntas de los senadores- la cuestión de los asaltos de bandas de delincuentes locales.

El senador conservador Michel Savin se preguntó si «esta estrategia de comunicación de señalar casi únicamente a los aficionados ingleses tiene el objetivo de ignorar esa delincuencia».

Darmanin reconoció que «la delincuencia fue más importante» en ese partido que en otros eventos deportivos celebrados en ese estadio, y lo atribuyó al volumen muy alto de personas presentes.

Peticiones de dimisión y acusaciones de mentir

La audiencia en el Senado celebrada este miércoles se produjo después de que los principales partidos de la oposición pidieran la dimisión del ministro del Interior.

La líder ultraderechista, Marine Le Pen, consideró que el ministro «debe irse» ante un «fiasco ocurrido ante 400 millones de telespectadores y que ha dado «una imagen deplorable de Francia», según declaró al canal público France 2.

En el otro lado del arco político, el eurodiputado Manuel Bompard, uno de los máximos colaboradores del líder de la formación izquierdista La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, acusó a Darmanin de mentir sobre el alcance del fraude de las entradas y de ocultar los problemas de orden público.

Filtraciones a la prensa apuntan hoy a que el propio presidente francés, Emmanuel Macron, ha tomado cartas en el asunto. Macron, muy aficionado al fútbol, «estaba furioso», señaló una fuente próxima al jefe del Estado al canal informativo BFMTV.

Para el presidente, lo ocurrido el sábado fue «vergonzoso» e «indigno» de Francia, según otras fuentes cercanas al mandatario citadas también hoy por el semanario «Le Canard Enchainé».

El conjunto de disfunciones del sábado ha sido un golpe muy fuerte para la imagen de una Francia que se prepara para acoger próximamente grandes eventos deportivos mundiales: La Copa del Mundo de Rugby de 2023 y, sobre todo, los Juegos Olímpicos de París de 2024.

En ambos casos, el Estadio de Francia en Saint-Denis tendrá un papel muy protagonista y la seguridad del recinto y de sus alrededores ha generado mucha controversia fuera del país, aunque el ministro del Interior ha obviado hasta ahora ese punto para centrar sus críticas en los aficionados del Liverpool.

La ministra de Deportes avanzó que para el futuro trabajarán en varios ejes: Gestión de flujos de personas; mejor comunicación e información hacia los aficionados; seguridad más flexible y con mayor atención a la delincuencia y mejor control de las entradas.