El Real Madrid, a por su Champions de los milagros: buscará la Decimocuarta ante Liverpool en París
Este sábado se disputa la final de la Champions League entre el Liverpool y el Real Madrid. Miles de aficionados del conjunto blanco se han desplazado hasta París para disfrutar del partido lo más cerca posible de su equipo.Por un lado está el Liverpool, con sus seis títulos de la máxima competición continental, mientras que por el otro está un Real Madrid que ha levantado el trofeo ya en trece ocasiones. La pregunta ahora es quién seguirá ampliando sus logros europeos.Los de Klopp llegan a la final de la Champions League tras derrotar al Inter de Milán, el Benfica y el Villarreal. Un camino nada sencillo, pero que, al menos sobre la mesa, parece menos complicado que el que tuvo el Real Madrid. El conjunto dirigido por Ancelotti tuvo que derrotar al Paris Saint-Germain, al Chelsea y al Manchester City.
El rey de Europa busca recuperar su trono (este sábado, 21 horas, Saint-Denis) y aumentar así su hegemonía en una competición que parece hecha para el Real Madrid. Trece títulos continentales le contemplan, y en París buscará el decimocuarto, su Decimocuarta, para aumentar la leyenda de un club hecho para dominar el Viejo Continente, dan igual los rivales y las adversidades.
Tras un histórico camino plagado de dificultades y con los adversarios más peligrosos, las remontadas imposibles y los goles heroicos cuando todo parecía perdido han llevado a los de Ancelotti al duelo decisivo, donde espera un último y temible contrincante: el Liverpool de Klopp.
Se trata del partido del año, el que todos los equipos y futbolistas desean jugar. Sin embargo, las distracciones han sido demasiadas para los madridistas o, al menos, para sus aficionados. El ‘caso Mbappé’, con su elección de rechazar a los blancos para renovar por el Paris Saint-Germain, ha desviado la atención. Su anuncio, justo una semana antes del partido en Saint-Denis, ha eclipsado en exceso lo verdaderamente importante: una final en la que hay muchísimo en juego. Después de la elección de Mbappé, probablemente mucho más para el Real Madrid.
Los jugadores han asegurado no solo respetar la decisión del francés, sino que también le han restado importancia. Sin embargo, la cascada de reacciones tras el anuncio de Mbappé –con muestras de madridismo, orgullo por el escudo e incluso acusación velada de traición por parte de Benzema a través de diversas publicaciones en redes sociales– demuestran que están tocados en su orgullo. El ‘no’ escuece. Y este grupo de futbolistas, si algo ha demostrado, es un orgullo y amor propio por encima de lo racional.
Y yendo a lo estrictamente futbolístico –aunque este Real Madrid no se puede explicar únicamente así–, el equipo blanco llega pletórico de forma y moral. Campeón de Liga desde hace casi un mes, Carlo Ancelotti ha logrado sacar un gran rendimiento a una plantilla sobre la que había muchas dudas al empezar la temporada. El dominio en España ha sido incontestable más allá de un pequeño bache a comienzos de 2022, y también conquistó la Supercopa de España en Arabia imponiéndose al Barça en la final.
Aunque es en Europa donde este grupo se ha convertido en una leyenda, casi independientemente de lo que suceda en París. Todo comenzó en octavos de final, donde tras caer en la capital francesa ante el PSG –con un golazo de, como no, Mbappé–, la eliminatoria parecía perdida con otro tanto del galo. Entonces, los jugadores madridistas entraron en una especie de trance y tres goles de Karim Benzema en la segunda parte en apenas 17 minutos le dieron la vuelta a la eliminatoria.
También en cuartos hubo gesta. Pese a ganar en Londres 1-3 al Chelsea, los blues fueron muy superiores al Madrid en el Bernabéu, donde llegaron a ir mandando 0-3. Todo parecía encaminado a una eliminación blanca, hasta que Modric se sacó un mágico pase con el exterior que Rodrygo mandó a la red. En la prórroga, de nuevo Benzema fue el héroe con su tanto.
Aunque lo imposible de creer sucedió ante el Manchester City, de nuevo con el Bernabéu como templo de los milagros, el lugar donde se multiplican los panes y los peces, donde Lázaro –el Madrid– es capaz de levantarse y el agua se convierte en vino para un público extasiado ante las remontadas y embriagado de felicidad con cada gol. Los de Guardiola estaban virtualmente clasificados, dos goles arriba en las semifinales y con sus delanteros a punto de firmar el tercero una y otra vez. Courtois y Mendy lo impidieron y dos tantos de Rodrygo en dos minutos, entre el 89 y el 91, mandaron el partido a la prórroga. En ella, Karim Benzema decidió.
El imposible camino del Madrid para el título acaba con el Liverpool, el otro ogro europeo al que le faltaba enfrentarse. Un duelo con cuentas pendientes y en el que ambos se tienen ganas, especialmente desde el lado red. Ya se ha encargado Mo Salah de decir a todo el que quería escucharle que tiene muchas ganas de venganza después de que en la final de 2018 se tuviera que retirar lesionado por su ‘percance’ con Sergio Ramos. El triunfo blanco en Kiev aún duele en Anfield.
Aquel partido supuso el inicio del fin del Real Madrid de los Jerarcas, un equipo que dominó con puño de hierro el continente con tres títulos europeos seguidos (2016, 17 y 18), algo jamás visto en la era Champions, y cuatro en cinco años (2014). Sin embargo, a ese grupo de orgullosos jugadores aún les quedaba una última palabra por decir, un The Last Dance.
Ya sin Cristiano Ronaldo ni Ramos, y con Marcelo, Bale e Isco en su ocaso e intrascendentes, han sido Benzema y Modric los líderes, bien respaldados por Casemiro y Kroos y un grupo de jóvenes irreductibles con el estelar Vinícius, Rodrygo, Valverde o Camavinga. Junto a ellos, la influencia de la camiseta, del escudo. Este Real Madrid nunca se rinde, jamás piensa que algo es imposible, sobre todo en Europa. El Rey está de vuelta en una final y quiere otra Champions más.