El Tour, en alerta ante el dopaje tecnológico: se revisarán las bicis en busca de motores

No es casualidad que la palabra dopaje aparezca en el imaginario colectivo de los que no suelen seguir el ciclismo cada vez que llega el Tour de Francia. Escándalos como el de Lance Armstrong dejaron muy tocado el prestigio de la prueba, sobre la que caen dudas acerca de la limpieza de sus participantes. Ahora, la propia organización ha decidido ir más allá: va a perseguir el dopaje… en las bicis.
La presencia de motores ya es algo de lo que se lleva hablando tiempo. El propio Armstrong fue acusado de llevar una ayuda mecánica en algunas ediciones que ganó, además de las ayudas químicas que llevaba en su sangre. Hasta el mismísimo Tadej Pogacar, uno de los grandes favoritos de esta edición, ha sido señalado por unos ruidos extraños que procedían de su bici.
La UCI se lo ha tomado muy en serio, y desde la primera etapa se va a establecer una estrategia de comprobaciones aleatorias en las bicis de los competidores. Se buscará cualquier mecanismo de propulsión o de acumulación de energía que pueda estar en el bastidor de las monturas, los pedales, sillines o cualquier elemento de la bici.
El encargado será un comisario técnico nombrado ex profeso y que visitará los autobuses de los equipos para ver, mediante el uso de rayos X entre otros sistemas, si hay mecanismos ocultos. Esta primera comprobación se hará antes de cada etapa, mientras que después se realizarán controles en las bicis de los ganadores de etapa y los ciclistas con los maillot amarillo (líder de la general), verde (clasificación por puntos), lunares (líder de la montaña) y blanco (mejor joven menor de 25 años), además de tres o cuatro ciclistas al azar.
En caso de encontrar en esos escaneos alguna pieza ilegal o que se hayan realizado un número «anormalmente alto» de cambios de piezas entre el inicio y el final de la etapa, el ciclista en cuestión será descalificado y la bicicleta, bloqueada.
Estas pruebas no son nuevas, si bien ahora han dado un paso más al establecer un protocolo concreto. En 2021 se revisaron 1.008 bicicletas y no se detectaron elementos susceptibles de considerarse como dopaje tecnológico.

El Tour, en alerta ante el dopaje tecnológico: se revisarán las bicis en busca de motores

No es casualidad que la palabra dopaje aparezca en el imaginario colectivo de los que no suelen seguir el ciclismo cada vez que llega el Tour de Francia. Escándalos como el de Lance Armstrong dejaron muy tocado el prestigio de la prueba, sobre la que caen dudas acerca de la limpieza de sus participantes. Ahora, la propia organización ha decidido ir más allá: va a perseguir el dopaje... en las bicis. La presencia de motores ya es algo de lo que se lleva hablando tiempo. El propio Armstrong fue acusado de llevar una ayuda mecánica en algunas ediciones que ganó, además de las ayudas químicas que llevaba en su sangre. Hasta el mismísimo Tadej Pogacar, uno de los grandes favoritos de esta edición, ha sido señalado por unos ruidos extraños que procedían de su bici. La UCI se lo ha tomado muy en serio, y desde la primera etapa se va a establecer una estrategia de comprobaciones aleatorias en las bicis de los competidores. Se buscará cualquier mecanismo de propulsión o de acumulación de energía que pueda estar en el bastidor de las monturas, los pedales, sillines o cualquier elemento de la bici. El encargado será un comisario técnico nombrado ex profeso y que visitará los autobuses de los equipos para ver, mediante el uso de rayos X entre otros sistemas, si hay mecanismos ocultos. Esta primera comprobación se hará antes de cada etapa, mientras que después se realizarán controles en las bicis de los ganadores de etapa y los ciclistas con los maillot amarillo (líder de la general), verde (clasificación por puntos), lunares (líder de la montaña) y blanco (mejor joven menor de 25 años), además de tres o cuatro ciclistas al azar. En caso de encontrar en esos escaneos alguna pieza ilegal o que se hayan realizado un número "anormalmente alto" de cambios de piezas entre el inicio y el final de la etapa, el ciclista en cuestión será descalificado y la bicicleta, bloqueada. Estas pruebas no son nuevas, si bien ahora han dado un paso más al establecer un protocolo concreto. En 2021 se revisaron 1.008 bicicletas y no se detectaron elementos susceptibles de considerarse como dopaje tecnológico.

No es casualidad que la palabra dopaje aparezca en el imaginario colectivo de los que no suelen seguir el ciclismo cada vez que llega el Tour de Francia. Escándalos como el de Lance Armstrong dejaron muy tocado el prestigio de la prueba, sobre la que caen dudas acerca de la limpieza de sus participantes. Ahora, la propia organización ha decidido ir más allá: va a perseguir el dopaje… en las bicis.

La presencia de motores ya es algo de lo que se lleva hablando tiempo. El propio Armstrong fue acusado de llevar una ayuda mecánica en algunas ediciones que ganó, además de las ayudas químicas que llevaba en su sangre. Hasta el mismísimo Tadej Pogacar, uno de los grandes favoritos de esta edición, ha sido señalado por unos ruidos extraños que procedían de su bici.

La UCI se lo ha tomado muy en serio, y desde la primera etapa se va a establecer una estrategia de comprobaciones aleatorias en las bicis de los competidores. Se buscará cualquier mecanismo de propulsión o de acumulación de energía que pueda estar en el bastidor de las monturas, los pedales, sillines o cualquier elemento de la bici.

El encargado será un comisario técnico nombrado ex profeso y que visitará los autobuses de los equipos para ver, mediante el uso de rayos X entre otros sistemas, si hay mecanismos ocultos. Esta primera comprobación se hará antes de cada etapa, mientras que después se realizarán controles en las bicis de los ganadores de etapa y los ciclistas con los maillot amarillo (líder de la general), verde (clasificación por puntos), lunares (líder de la montaña) y blanco (mejor joven menor de 25 años), además de tres o cuatro ciclistas al azar.

En caso de encontrar en esos escaneos alguna pieza ilegal o que se hayan realizado un número «anormalmente alto» de cambios de piezas entre el inicio y el final de la etapa, el ciclista en cuestión será descalificado y la bicicleta, bloqueada.

Estas pruebas no son nuevas, si bien ahora han dado un paso más al establecer un protocolo concreto. En 2021 se revisaron 1.008 bicicletas y no se detectaron elementos susceptibles de considerarse como dopaje tecnológico.