En Francia se lavan las manos en los disturbios de la Champions: «Había 30.000 o 40.000 personas con entrada falsa»
Francia, como nación, se ha metido en una serie crisis reputacional tras la fallida organización de la final de la Champions League. El caos previo que provocó el retraso del arranque del partido durante más de media hora solo fue un aviso de los serios y graves incidentes que sucedieron después, con todas las miradas puestas en la inacción policial ante los robos masivos, disturbios y ataques que sufrieron hinchas del Real Madrid y el Liverpool por parte de delincuentes.
Las autoridades galas se han puesto manos a la obra para esclarecer lo que ha ocurrido y en primer informe, realizado apenas 24 horas después de la disputa del partido, la policía se exime de responsabilidad y mira a la UEFA.
El prefecto Didier Lallement acusa directamente a la organización que preside Aleksander Ceferin de no haber controlado correctamente la venta de entradas, lo que propició que un altísimo número de personas acudieran a Saint-Denis sin tickets o con documentos falsificados. «Considero necesario identificar a los responsables de este fraude masivo de falsificación de entradas», explicó Lallement, que lo ve como una causa directa de las «consecuencias muy graves para la seguridad de los espectadores» que ocurrieron después.
El responsable policial también afirma que la huelga de RAPT, la empresa de transportes parisinos, provocó un efecto embudo en los servicios de trenes y autobuses y propició el caldo de cultivo perfecto para las aglomeraciones, lo que además se vio acrecentado con la presencia de «probablemente entre 30.000 y 40.000 personas» con entradas falsas.
En cuanto a los delincuentes en sí, la policía cifra en «300 o 400 jóvenes de los barrios sensibles de Seine y Saint-Denis, que aprovecharon el caos y el levantamiento del cordón policial para forzar el dispositivo».
El alcalde de Saint-Denis pone en un brete a Macron
La deriva política de esta crisis no se ha hecho esperar. Ante las acusaciones de inoperancia, el alcalde de Saint-Denis, Mathieu Hanotin, del partido socialista (contrario a Emmanuel Macron) pidió la apertura de una investigación por parte de las más altas instancias que «pueda llevar al Estado a revisar el marco de dirección y mando de los grandes acontecimientos en el país».
La preocupación es evidente ante la imagen que pueden dar a dos años de la celebración de los Juegos Olímpicos de París 2024, que precisamente tienen el Stade de France como uno de sus puntos neurálgicos: será el estadio olímpico que acogerá la inauguración, la clausura y las pruebas de atletismo.
Francia, como nación, se ha metido en una serie crisis reputacional tras la fallida organización de la final de la Champions League. El caos previo que provocó el retraso del arranque del partido durante más de media hora solo fue un aviso de los serios y graves incidentes que sucedieron después, con todas las miradas puestas en la inacción policial ante los robos masivos, disturbios y ataques que sufrieron hinchas del Real Madrid y el Liverpool por parte de delincuentes.
Las autoridades galas se han puesto manos a la obra para esclarecer lo que ha ocurrido y en primer informe, realizado apenas 24 horas después de la disputa del partido, la policía se exime de responsabilidad y mira a la UEFA.
El prefecto Didier Lallement acusa directamente a la organización que preside Aleksander Ceferin de no haber controlado correctamente la venta de entradas, lo que propició que un altísimo número de personas acudieran a Saint-Denis sin tickets o con documentos falsificados. «Considero necesario identificar a los responsables de este fraude masivo de falsificación de entradas«, explicó Lallement, que lo ve como una causa directa de las «consecuencias muy graves para la seguridad de los espectadores» que ocurrieron después.
El responsable policial también afirma que la huelga de RAPT, la empresa de transportes parisinos, provocó un efecto embudo en los servicios de trenes y autobuses y propició el caldo de cultivo perfecto para las aglomeraciones, lo que además se vio acrecentado con la presencia de «probablemente entre 30.000 y 40.000 personas» con entradas falsas.
En cuanto a los delincuentes en sí, la policía cifra en «300 o 400 jóvenes de los barrios sensibles de Seine y Saint-Denis, que aprovecharon el caos y el levantamiento del cordón policial para forzar el dispositivo».
El alcalde de Saint-Denis pone en un brete a Macron
La deriva política de esta crisis no se ha hecho esperar. Ante las acusaciones de inoperancia, el alcalde de Saint-Denis, Mathieu Hanotin, del partido socialista (contrario a Emmanuel Macron) pidió la apertura de una investigación por parte de las más altas instancias que «pueda llevar al Estado a revisar el marco de dirección y mando de los grandes acontecimientos en el país».
La preocupación es evidente ante la imagen que pueden dar a dos años de la celebración de los Juegos Olímpicos de París 2024, que precisamente tienen el Stade de France como uno de sus puntos neurálgicos: será el estadio olímpico que acogerá la inauguración, la clausura y las pruebas de atletismo.