Las Champions de los que no ven la Champions
En esta semana se está celebrando un acontecimiento galáctico que, aunque parezca mentira cuando hay final de la Recopa de la Champions, nada tiene que ver con el Real Madrid. Justo estos días tiene lugar, además de un partido muy importante, del más trascendental, del encuentro del siglo (¿cómo puede haber un partido del siglo cada semana?), el día del orgullo friki.
Cada 25 de mayo se conmemora a un colectivo que reúne a una comunidad ecléctica que festeja la Champions cuando se estrena una nueva peli de Marvel, el día que aparece el último muñeco limitado y exclusivo de ‘El señor de los juegos de tronos’ o la noche de la final de Eurovisión. De aquellos que en su once inicial tienen a Sonic y Mario Bros con Pacman de portero. Un grupo igualmente numeroso, aunque quizá menos mediático que el deportivo. Los nerds de este mundo también disfrutamos como el que más en un campo de fútbol… si los que saltan al terreno de juego son los Rolling. Y si volviera Mecano ya sería directamente como una Eurocopa, si no un Mundial.
Los nerds de este mundo también disfrutan en un campo de fútbol… si los que saltan al terreno de juego son los Rolling
La cultura pop, en cualquier caso, tiene grabados muchos momentos del Real Madrid, aunque no sean de grandes gestas deportivas. Los gritos guturales de Ronaldo al recibir el Balón de Oro -o el reality de Georgina-, el cabezazo que dio Zidane en su último partido mundialista, Sergio Ramos con el capote sobre el césped del Bernabéu… Es innegable la influencia merengue en la cultura popular, también para aquellos que hoy no encenderán la tele ni le darán medio pase al partido, que haberlos, haylos. Y ojalá pueda el club seguir extendiéndola con algún momento icónico más en la noche del sábado en París. Si pudiera ser con una nueva Copa, mejor.
Lo importante tiene que ser siempre tener motivos para la celebración. Ya sea con una gran fiesta en Cibeles, que ojalá se pueda replicar, como por todas esas otras Champions, más pequeñas en lo catódico, pero igualmente respetables… y trascendentales. Por lo menos, para una enorme minoría que cree que Mbappé es una variedad de café y que no viste de blanco… si no es para caracterizarse como un Jedi.
En esta semana se está celebrando un acontecimiento galáctico que, aunque parezca mentira cuando hay final de la Recopa de la Champions, nada tiene que ver con el Real Madrid. Justo estos días tiene lugar, además de un partido muy importante, del más trascendental, del encuentro del siglo (¿cómo puede haber un partido del siglo cada semana?), el día del orgullo friki.
Cada 25 de mayo se conmemora a un colectivo que reúne a una comunidad ecléctica que festeja la Champions cuando se estrena una nueva peli de Marvel, el día que aparece el último muñeco limitado y exclusivo de ‘El señor de los juegos de tronos’ o la noche de la final de Eurovisión. De aquellos que en su once inicial tienen a Sonic y Mario Bros con Pacman de portero. Un grupo igualmente numeroso, aunque quizá menos mediático que el deportivo. Los nerds de este mundo también disfrutamos como el que más en un campo de fútbol… si los que saltan al terreno de juego son los Rolling. Y si volviera Mecano ya sería directamente como una Eurocopa, si no un Mundial.
Los nerds de este mundo también disfrutan en un campo de fútbol… si los que saltan al terreno de juego son los Rolling
La cultura pop, en cualquier caso, tiene grabados muchos momentos del Real Madrid, aunque no sean de grandes gestas deportivas. Los gritos guturales de Ronaldo al recibir el Balón de Oro –o el reality de Georgina-, el cabezazo que dio Zidane en su último partido mundialista, Sergio Ramos con el capote sobre el césped del Bernabéu… Es innegable la influencia merengue en la cultura popular, también para aquellos que hoy no encenderán la tele ni le darán medio pase al partido, que haberlos, haylos. Y ojalá pueda el club seguir extendiéndola con algún momento icónico más en la noche del sábado en París. Si pudiera ser con una nueva Copa, mejor.
Lo importante tiene que ser siempre tener motivos para la celebración. Ya sea con una gran fiesta en Cibeles, que ojalá se pueda replicar, como por todas esas otras Champions, más pequeñas en lo catódico, pero igualmente respetables… y trascendentales. Por lo menos, para una enorme minoría que cree que Mbappé es una variedad de café y que no viste de blanco… si no es para caracterizarse como un Jedi.