Los dueños de Thorns y Red Stars dejan la gestión de sus equipos por los abusos en la de la liga femenina de fútbol profesional de EEUU

Los propietarios de las Portland Thorns y las Chicago Red Stars anunciaron este martes que dejarán la gestión de estos dos equipos después de que el lunes se publicara un informe que describió un abuso sistemático hacia las jugadoras de la Liga Femenina de Fútbol Profesional (NWSL).
Se trata de Merritt Paulson (Thorns) y Arnim Whisler (Red Stars), dos nombres que aparecían en ese informe como encubridores de esas conductas abusivas.
«No puedo disculparme lo suficiente por nuestro rol en un asqueroso y sistémico fracaso para proteger la seguridad de las jugadoras y por los tropiezos que cometimos. Lo siento de verdad», dijo Paulson en un comunicado.
Por su parte, Whisler afirmó en un comunicado similar que sentía «profundamente» lo que las jugadoras «experimentaron durante su tiempo en Chicago».
«Reconozco que mi presencia actual (en el club) es una distracción», añadió.
Como reacción a esas notas de prensa, la comisionada de la NWSL, Jessica Berman, dijo que las decisiones de Paulson y Whisler «son pasos importantes» para cambiar la liga.
Ambos propietarios dejarán de estar al frente del día a día y de la gestión de sus respectivos clubes pero por ahora no han dicho si venderán o no esos equipos.
Abuso sistemático en La Liga Femenina
La Liga Femenina de Fútbol Profesional estadounidense es escenario de un abuso sistemático a todos los niveles hacia sus jugadoras y sus máximas instancias han ignorado de forma repetida las acusaciones al respecto, apunta el informe publicado este lunes y encargado por la Federación de EE.UU. (USSF).
Este informe es diferente a otra investigación que sigue en marcha por parte de la NWSL y el sindicato de jugadoras de la liga (NWSLPA).
La investigación independiente encargada por la USSF y realizada por el bufete de abogados King & Spalding plantea un panorama en el que el abuso verbal y emocional hacia las futbolistas y los comportamientos sexuales inapropiados exceden los límites de un entrenamiento «duro» y son habituales desde las categorías inferiores hasta las superiores.
En las cerca de 200 entrevistas a jugadoras retiradas y en activo, entrenadores, propietarios de clubes o personal de plantilla se pusieron en evidencia tácticas manipuladoras que eran cuestión más de abuso de poder que de mejora del juego y un preocupante patrón de comentarios de contenido sexual, tocamientos indeseados o relaciones sexuales coercitivas.
Los equipos, la Liga y la Federación «no solo fracasaron sistemáticamente a la hora de responder de forma adecuada cuando fueron confrontados con denuncias de las jugadoras y muestras de abuso, sino también a la hora de instaurar medidas para prevenirlo y afrontarlo», recalca ese documento de 36 páginas.
Como resultado de esa falta de vigilancia, entrenadores responsables de esos abusos se fueron moviendo de equipo en equipo sin que nadie frenara sus contratos, blanqueados por comunicados de prensa en los que los clubes les agradecían los servicios prestados.
El documento se centra en tres técnicos -Paul Riley, Rory Dames y Christy Holly- para ilustrar la gravedad del fenómeno, pero recuerda que la pasada temporada la mitad de los diez equipos de la Liga se separaron de sus entrenadores tras denuncias de las jugadoras.
De Dames, por ejemplo, sus jugadoras en el juvenil Chicago Eclipse Select recuerdan que las llamaba «putas», «retrasadas» o «culo gordo» y que «en múltiples ocasiones cruzó la línea de las relaciones sexuales».
Una vez en las Chicago Red Stars, dentro de la Liga, instauró un ambiente hostil con abuso verbal durante los partidos, dice el informe.
Entre las recomendaciones para corregir esta situación se aboga por una mayor transparencia y rendición de cuentas, un reglamento claro que defina los comportamientos inapropiados y facilitar que las jugadoras puedan canalizar sus preocupaciones.

Los dueños de Thorns y Red Stars dejan la gestión de sus equipos por los abusos en la de la liga femenina de fútbol profesional de EEUU

Los propietarios de las Portland Thorns y las Chicago Red Stars anunciaron este martes que dejarán la gestión de estos dos equipos después de que el lunes se publicara un informe que describió un abuso sistemático hacia las jugadoras de la Liga Femenina de Fútbol Profesional (NWSL). Se trata de Merritt Paulson (Thorns) y Arnim Whisler (Red Stars), dos nombres que aparecían en ese informe como encubridores de esas conductas abusivas. "No puedo disculparme lo suficiente por nuestro rol en un asqueroso y sistémico fracaso para proteger la seguridad de las jugadoras y por los tropiezos que cometimos. Lo siento de verdad", dijo Paulson en un comunicado. Por su parte, Whisler afirmó en un comunicado similar que sentía "profundamente" lo que las jugadoras "experimentaron durante su tiempo en Chicago". "Reconozco que mi presencia actual (en el club) es una distracción", añadió. Como reacción a esas notas de prensa, la comisionada de la NWSL, Jessica Berman, dijo que las decisiones de Paulson y Whisler "son pasos importantes" para cambiar la liga. Ambos propietarios dejarán de estar al frente del día a día y de la gestión de sus respectivos clubes pero por ahora no han dicho si venderán o no esos equipos. Abuso sistemático en La Liga Femenina La Liga Femenina de Fútbol Profesional estadounidense es escenario de un abuso sistemático a todos los niveles hacia sus jugadoras y sus máximas instancias han ignorado de forma repetida las acusaciones al respecto, apunta el informe publicado este lunes y encargado por la Federación de EE.UU. (USSF). Este informe es diferente a otra investigación que sigue en marcha por parte de la NWSL y el sindicato de jugadoras de la liga (NWSLPA). La investigación independiente encargada por la USSF y realizada por el bufete de abogados King & Spalding plantea un panorama en el que el abuso verbal y emocional hacia las futbolistas y los comportamientos sexuales inapropiados exceden los límites de un entrenamiento "duro" y son habituales desde las categorías inferiores hasta las superiores. En las cerca de 200 entrevistas a jugadoras retiradas y en activo, entrenadores, propietarios de clubes o personal de plantilla se pusieron en evidencia tácticas manipuladoras que eran cuestión más de abuso de poder que de mejora del juego y un preocupante patrón de comentarios de contenido sexual, tocamientos indeseados o relaciones sexuales coercitivas. Los equipos, la Liga y la Federación "no solo fracasaron sistemáticamente a la hora de responder de forma adecuada cuando fueron confrontados con denuncias de las jugadoras y muestras de abuso, sino también a la hora de instaurar medidas para prevenirlo y afrontarlo", recalca ese documento de 36 páginas. Como resultado de esa falta de vigilancia, entrenadores responsables de esos abusos se fueron moviendo de equipo en equipo sin que nadie frenara sus contratos, blanqueados por comunicados de prensa en los que los clubes les agradecían los servicios prestados. El documento se centra en tres técnicos -Paul Riley, Rory Dames y Christy Holly- para ilustrar la gravedad del fenómeno, pero recuerda que la pasada temporada la mitad de los diez equipos de la Liga se separaron de sus entrenadores tras denuncias de las jugadoras. De Dames, por ejemplo, sus jugadoras en el juvenil Chicago Eclipse Select recuerdan que las llamaba "putas", "retrasadas" o "culo gordo" y que "en múltiples ocasiones cruzó la línea de las relaciones sexuales". Una vez en las Chicago Red Stars, dentro de la Liga, instauró un ambiente hostil con abuso verbal durante los partidos, dice el informe. Entre las recomendaciones para corregir esta situación se aboga por una mayor transparencia y rendición de cuentas, un reglamento claro que defina los comportamientos inapropiados y facilitar que las jugadoras puedan canalizar sus preocupaciones.

Los propietarios de las Portland Thorns y las Chicago Red Stars anunciaron este martes que dejarán la gestión de estos dos equipos después de que el lunes se publicara un informe que describió un abuso sistemático hacia las jugadoras de la Liga Femenina de Fútbol Profesional (NWSL).

Se trata de Merritt Paulson (Thorns) y Arnim Whisler (Red Stars), dos nombres que aparecían en ese informe como encubridores de esas conductas abusivas.

«No puedo disculparme lo suficiente por nuestro rol en un asqueroso y sistémico fracaso para proteger la seguridad de las jugadoras y por los tropiezos que cometimos. Lo siento de verdad», dijo Paulson en un comunicado.

Por su parte, Whisler afirmó en un comunicado similar que sentía «profundamente» lo que las jugadoras «experimentaron durante su tiempo en Chicago».

«Reconozco que mi presencia actual (en el club) es una distracción», añadió.

Como reacción a esas notas de prensa, la comisionada de la NWSL, Jessica Berman, dijo que las decisiones de Paulson y Whisler «son pasos importantes» para cambiar la liga.

Ambos propietarios dejarán de estar al frente del día a día y de la gestión de sus respectivos clubes pero por ahora no han dicho si venderán o no esos equipos.

Abuso sistemático en La Liga Femenina

La Liga Femenina de Fútbol Profesional estadounidense es escenario de un abuso sistemático a todos los niveles hacia sus jugadoras y sus máximas instancias han ignorado de forma repetida las acusaciones al respecto, apunta el informe publicado este lunes y encargado por la Federación de EE.UU. (USSF).

Este informe es diferente a otra investigación que sigue en marcha por parte de la NWSL y el sindicato de jugadoras de la liga (NWSLPA).

La investigación independiente encargada por la USSF y realizada por el bufete de abogados King & Spalding plantea un panorama en el que el abuso verbal y emocional hacia las futbolistas y los comportamientos sexuales inapropiados exceden los límites de un entrenamiento «duro» y son habituales desde las categorías inferiores hasta las superiores.

En las cerca de 200 entrevistas a jugadoras retiradas y en activo, entrenadores, propietarios de clubes o personal de plantilla se pusieron en evidencia tácticas manipuladoras que eran cuestión más de abuso de poder que de mejora del juego y un preocupante patrón de comentarios de contenido sexual, tocamientos indeseados o relaciones sexuales coercitivas.

Los equipos, la Liga y la Federación «no solo fracasaron sistemáticamente a la hora de responder de forma adecuada cuando fueron confrontados con denuncias de las jugadoras y muestras de abuso, sino también a la hora de instaurar medidas para prevenirlo y afrontarlo», recalca ese documento de 36 páginas.

Como resultado de esa falta de vigilancia, entrenadores responsables de esos abusos se fueron moviendo de equipo en equipo sin que nadie frenara sus contratos, blanqueados por comunicados de prensa en los que los clubes les agradecían los servicios prestados.

El documento se centra en tres técnicos -Paul Riley, Rory Dames y Christy Holly- para ilustrar la gravedad del fenómeno, pero recuerda que la pasada temporada la mitad de los diez equipos de la Liga se separaron de sus entrenadores tras denuncias de las jugadoras.

De Dames, por ejemplo, sus jugadoras en el juvenil Chicago Eclipse Select recuerdan que las llamaba «putas», «retrasadas» o «culo gordo» y que «en múltiples ocasiones cruzó la línea de las relaciones sexuales».

Una vez en las Chicago Red Stars, dentro de la Liga, instauró un ambiente hostil con abuso verbal durante los partidos, dice el informe.

Entre las recomendaciones para corregir esta situación se aboga por una mayor transparencia y rendición de cuentas, un reglamento claro que defina los comportamientos inapropiados y facilitar que las jugadoras puedan canalizar sus preocupaciones.