«No pretendo ser espejo de nadie por ser diabético y correr en la montaña, pero si mi caso puede ayudar a otros, mucho mejor»

Sábado por la tarde y por la línea de meta aparece un chico despistado, caminando despacio y deteniéndose cada dos pasos para compartir, charlar o posar. Se llama Andreu Simon y hace 24 horas estaba en el centro del escenario, ovacionado por medio millar de personas que aclamaban su hazaña: poco menos de doce horas empleó en recorrer los 105 kilómetros de la CDC, una de las distancias de Vall D’Aran by UTMB, la carrera de montaña más numerosa de toda España. Un día después, Andreu repasa mentalmente cada paso y circunstancia, amplificada en su caso por su condición de diabético, lo que multiplica la dificultad de la empresa, para él vida cotidiana, para muchos, pura inspiración. Al esfuerzo superlativo le añadió además tres puntos de sutura tras abrirse la cabeza en uno de los túneles de la carrera: empezó a sangrar y sangrar pero no era cuestión de pararse.

«No pretendo ser espejo de nadie por ser diabético y correr en la montaña, pero si mi caso puede ayudar a otros, mucho mejor»

Sábado por la tarde y por la línea de meta aparece un chico despistado, caminando despacio y deteniéndose cada dos pasos para compartir, charlar o posar. Se llama Andreu Simon y hace 24 horas estaba en el centro del escenario, ovacionado por medio millar de personas que aclamaban su hazaña: poco menos de doce horas empleó en recorrer los 105 kilómetros de la CDC, una de las distancias de Vall D'Aran by UTMB, la carrera de montaña más numerosa de toda España. Un día después, Andreu repasa mentalmente cada paso y circunstancia, amplificada en su caso por su condición de diabético, lo que multiplica la dificultad de la empresa, para él vida cotidiana, para muchos, pura inspiración. Al esfuerzo superlativo le añadió además tres puntos de sutura tras abrirse la cabeza en uno de los túneles de la carrera: empezó a sangrar y sangrar pero no era cuestión de pararse.

Sábado por la tarde y por la línea de meta aparece un chico despistado, caminando despacio y deteniéndose cada dos pasos para compartir, charlar o posar. Se llama Andreu Simon y hace 24 horas estaba en el centro del escenario, ovacionado por medio millar de personas que aclamaban su hazaña: poco menos de doce horas empleó en recorrer los 105 kilómetros de la CDC, una de las distancias de Vall D’Aran by UTMB, la carrera de montaña más numerosa de toda España. Un día después, Andreu repasa mentalmente cada paso y circunstancia, amplificada en su caso por su condición de diabético, lo que multiplica la dificultad de la empresa, para él vida cotidiana, para muchos, pura inspiración. Al esfuerzo superlativo le añadió además tres puntos de sutura tras abrirse la cabeza en uno de los túneles de la carrera: empezó a sangrar y sangrar pero no era cuestión de pararse.