OPINIÓN | La Selección molesta, por Elías Israel

Resulta recurrente ningunear o atacar a la Selección española cada vez que le toca jugar un amistoso en mitad de la temporada. Quedan menos de diez jornadas para que acabe la Liga y entramos en la recta final de las competiciones europeas y en España, país de seguidores de clubes, la Selección molesta… o eso parece. Esto no tiene que ver con patriotismo, pero es un caso insólito en el mundo, un país que no se identifique siempre con su Selección, que no entienda la importancia de cada uno de sus partidos, independientemente del rival.
Para subirse al carro de los cuartos de final o de los grandes éxitos de España, como Selección, nunca faltan pasajeros, pero a los amigos de verdad se les reconoce en las duras. Hay caminos que hay que transitar antes de llegar a los grandes éxitos.
Un partido contra Albania o Islandia puede parecer menor, que no lo es, hasta que se repara en la importancia que tienen para el seleccionador y para los jugadores. Cuando quedan apenas nueve meses para el Mundial de Catar, Luis Enrique mide el compromiso, la implicación y el encaje en el grupo de los posibles mundialistas. Cada jugador es consciente de que la pirámide del fútbol tiene su punto más alto en representar a tu país en un Campeonato del Mundo. Para ellos, no son amistosos sino oportunidades históricas para poder hacerse un hueco en la historia del fútbol de nuestro país.
Luis Enrique alineará hoy jugadores distintos de los que disputaron el partido contra Albania, comprobará su nivel competitivo, su entendimiento del sistema, cómo mezclan con compañeros con los que no suelen jugar, probarán jugadas a balón parado y será el último ensayo general en un amistoso, más allá de la competición, antes del Mundial.
El partido que le sobra a algunos aficionados es su pasaporte para la eternidad.

OPINIÓN | La Selección molesta, por Elías Israel

Resulta recurrente ningunear o atacar a la Selección española cada vez que le toca jugar un amistoso en mitad de la temporada. Quedan menos de diez jornadas para que acabe la Liga y entramos en la recta final de las competiciones europeas y en España, país de seguidores de clubes, la Selección molesta… o eso parece. Esto no tiene que ver con patriotismo, pero es un caso insólito en el mundo, un país que no se identifique siempre con su Selección, que no entienda la importancia de cada uno de sus partidos, independientemente del rival. Para subirse al carro de los cuartos de final o de los grandes éxitos de España, como Selección, nunca faltan pasajeros, pero a los amigos de verdad se les reconoce en las duras. Hay caminos que hay que transitar antes de llegar a los grandes éxitos. Un partido contra Albania o Islandia puede parecer menor, que no lo es, hasta que se repara en la importancia que tienen para el seleccionador y para los jugadores. Cuando quedan apenas nueve meses para el Mundial de Catar, Luis Enrique mide el compromiso, la implicación y el encaje en el grupo de los posibles mundialistas. Cada jugador es consciente de que la pirámide del fútbol tiene su punto más alto en representar a tu país en un Campeonato del Mundo. Para ellos, no son amistosos sino oportunidades históricas para poder hacerse un hueco en la historia del fútbol de nuestro país. Luis Enrique alineará hoy jugadores distintos de los que disputaron el partido contra Albania, comprobará su nivel competitivo, su entendimiento del sistema, cómo mezclan con compañeros con los que no suelen jugar, probarán jugadas a balón parado y será el último ensayo general en un amistoso, más allá de la competición, antes del Mundial. El partido que le sobra a algunos aficionados es su pasaporte para la eternidad.

Resulta recurrente ningunear o atacar a la Selección española cada vez que le toca jugar un amistoso en mitad de la temporada. Quedan menos de diez jornadas para que acabe la Liga y entramos en la recta final de las competiciones europeas y en España, país de seguidores de clubes, la Selección molesta… o eso parece. Esto no tiene que ver con patriotismo, pero es un caso insólito en el mundo, un país que no se identifique siempre con su Selección, que no entienda la importancia de cada uno de sus partidos, independientemente del rival.

Para subirse al carro de los cuartos de final o de los grandes éxitos de España, como Selección, nunca faltan pasajeros, pero a los amigos de verdad se les reconoce en las duras. Hay caminos que hay que transitar antes de llegar a los grandes éxitos.

Un partido contra Albania o Islandia puede parecer menor, que no lo es, hasta que se repara en la importancia que tienen para el seleccionador y para los jugadores. Cuando quedan apenas nueve meses para el Mundial de Catar, Luis Enrique mide el compromiso, la implicación y el encaje en el grupo de los posibles mundialistas. Cada jugador es consciente de que la pirámide del fútbol tiene su punto más alto en representar a tu país en un Campeonato del Mundo. Para ellos, no son amistosos sino oportunidades históricas para poder hacerse un hueco en la historia del fútbol de nuestro país.

Luis Enrique alineará hoy jugadores distintos de los que disputaron el partido contra Albania, comprobará su nivel competitivo, su entendimiento del sistema, cómo mezclan con compañeros con los que no suelen jugar, probarán jugadas a balón parado y será el último ensayo general en un amistoso, más allá de la competición, antes del Mundial.

El partido que le sobra a algunos aficionados es su pasaporte para la eternidad.