Rafa Nadal VS Novak Djokovic… ¿un último baile en París?

El mensaje de Rafa Nadal resonó en Roland Garros y entró directo en la vena de los aficionados al deporte. Y no porque no haya avisado ya varias veces de que se acerca su fecha de caducidad, sino porque esta vez resultaba más creíble, y su maltrecho cuerpo así lo certifica. «Puede que este sea mi último partido en Roland Garros» dijo Rafa tras pasar a cuartos de final de su torneo, y pareció que un verano inolvidable llega pronto a su fin, y que más allá solo habrá tristeza y un otoño gris sin el chico de Manacor que nos ha hecho sonreír 20 años. Veinte años.
Que sea el epílogo o no lo dirá el tiempo, pero es evidente que Nadal afronta hoy un choque de cuartos de final muy cuesta arriba, pues el dichoso sorteo le ha situado en una carretera paralela a la del número uno del mundo y el cruce llega demasiado pronto. Novak Djokovic se sitúa al otro lado de la red, como ya hizo otras 58 veces desde el 7 de junio de 2006. Aquella tarde, también en París, se midieron por primera vez y el serbio levantó la bandera blanca, retirada por lesión. Hoy, llega embalado y solo una persona en el planeta le niega su condición de favorito, él mismo. No es tonto, y razones no le faltan: cuántas veces mataron a Nadal antes de tiempo. El balance general de enfrentamientos sonríe a Nole (30-28) pero en París golea Rafa (7-2). Y son 13 Roland Garros.
La polémica del horario
«Es un partido que me hace mucha ilusión jugar. Él está jugando muy bien pero yo lo voy a dar todo por ganarlo. Tengo que prepararlo muy bien», dijo el tenista español en la ya mencionada rueda de prensa. Ya que tenía un micrófono delante, Nadal también aprovechó para enviar un mensaje a la organización sobre el horario del partido, asunto no baladí: «Ya que puede ser mi último, me gustaría jugar por la tarde». Sus palabras no tardaron en abandonar la sala y llegar a los oídos, por ejemplo, de Carlos Alcaraz. El tenista murciano y primer heredero al trono lleva dos partidos seguidos jugando en el turno de noche y afronta también hoy otro puerto de primera categoría en cuartos, ante el número 3 del mundo, el tallo alemán Zverev. Y Alcaraz se olía que le podían volver a colocar partido de noche, así que tampoco se calló: «No me parecería justo volver a jugar de noche, hay que decir las cosas. Llevo ya dos días seguidos jugando así».
El marrón llegó a la organización, que se debatía en un dilema sentimental, sí, pero básicamente mercantil: France TV retransmite el torneo diurno en abierto y quiere emitir el Nadal-Djokovic. Amazon Prime Video paga 15 millones -más menos- por dar la franja nocturna y, por supuesto, también lo ansía. La decisión llegó al mediodía de ayer:Alcaraz jugará contra Zverev por la tarde y cero pasiones con Nadal, al turno de cierre, no antes de las 20.45 horas. En su posible despedida habrá luz, pero artificial. Manda el negocio. Y el equipo de Nadal se cabreó: «Rafa tiene un crédito y si tiene una petición deberían escucharla», protestó Carlos Moyá.
No obstante, Nadal tiene otras preocupaciones más acuciantes que el tema del reloj: por ejemplo ¿cómo demonios se le gana a Djokovic? «Tengo que hacer un partido perfecto», dijo el español, lo que traducido en el juego significaría algo así como llevar la iniciativa, mover al serbio por toda la pista, intentar por todos los medios que no saque su revés a pasear y, primordial, que a Nadal no le duela el pie. Si cada elemento de esa fórmula resulta, las opciones de que este sea al menos el penúltimo partido de Rafa en Roland Garros subirá muchos enteros. Y, entonces, el verano de 20 años todavía no se habrá acabado, seguirá haciendo un poquito de calor antes del otoño.

Rafa Nadal VS Novak Djokovic… ¿un último baile en París?

El mensaje de Rafa Nadal resonó en Roland Garros y entró directo en la vena de los aficionados al deporte. Y no porque no haya avisado ya varias veces de que se acerca su fecha de caducidad, sino porque esta vez resultaba más creíble, y su maltrecho cuerpo así lo certifica. «Puede que este sea mi último partido en Roland Garros» dijo Rafa tras pasar a cuartos de final de su torneo, y pareció que un verano inolvidable llega pronto a su fin, y que más allá solo habrá tristeza y un otoño gris sin el chico de Manacor que nos ha hecho sonreír 20 años. Veinte años. Que sea el epílogo o no lo dirá el tiempo, pero es evidente que Nadal afronta hoy un choque de cuartos de final muy cuesta arriba, pues el dichoso sorteo le ha situado en una carretera paralela a la del número uno del mundo y el cruce llega demasiado pronto. Novak Djokovic se sitúa al otro lado de la red, como ya hizo otras 58 veces desde el 7 de junio de 2006. Aquella tarde, también en París, se midieron por primera vez y el serbio levantó la bandera blanca, retirada por lesión. Hoy, llega embalado y solo una persona en el planeta le niega su condición de favorito, él mismo. No es tonto, y razones no le faltan: cuántas veces mataron a Nadal antes de tiempo. El balance general de enfrentamientos sonríe a Nole (30-28) pero en París golea Rafa (7-2). Y son 13 Roland Garros. La polémica del horario "Es un partido que me hace mucha ilusión jugar. Él está jugando muy bien pero yo lo voy a dar todo por ganarlo. Tengo que prepararlo muy bien", dijo el tenista español en la ya mencionada rueda de prensa. Ya que tenía un micrófono delante, Nadal también aprovechó para enviar un mensaje a la organización sobre el horario del partido, asunto no baladí: "Ya que puede ser mi último, me gustaría jugar por la tarde". Sus palabras no tardaron en abandonar la sala y llegar a los oídos, por ejemplo, de Carlos Alcaraz. El tenista murciano y primer heredero al trono lleva dos partidos seguidos jugando en el turno de noche y afronta también hoy otro puerto de primera categoría en cuartos, ante el número 3 del mundo, el tallo alemán Zverev. Y Alcaraz se olía que le podían volver a colocar partido de noche, así que tampoco se calló: "No me parecería justo volver a jugar de noche, hay que decir las cosas. Llevo ya dos días seguidos jugando así". El marrón llegó a la organización, que se debatía en un dilema sentimental, sí, pero básicamente mercantil: France TV retransmite el torneo diurno en abierto y quiere emitir el Nadal-Djokovic. Amazon Prime Video paga 15 millones -más menos- por dar la franja nocturna y, por supuesto, también lo ansía. La decisión llegó al mediodía de ayer:Alcaraz jugará contra Zverev por la tarde y cero pasiones con Nadal, al turno de cierre, no antes de las 20.45 horas. En su posible despedida habrá luz, pero artificial. Manda el negocio. Y el equipo de Nadal se cabreó: «Rafa tiene un crédito y si tiene una petición deberían escucharla», protestó Carlos Moyá. No obstante, Nadal tiene otras preocupaciones más acuciantes que el tema del reloj: por ejemplo ¿cómo demonios se le gana a Djokovic? "Tengo que hacer un partido perfecto", dijo el español, lo que traducido en el juego significaría algo así como llevar la iniciativa, mover al serbio por toda la pista, intentar por todos los medios que no saque su revés a pasear y, primordial, que a Nadal no le duela el pie. Si cada elemento de esa fórmula resulta, las opciones de que este sea al menos el penúltimo partido de Rafa en Roland Garros subirá muchos enteros. Y, entonces, el verano de 20 años todavía no se habrá acabado, seguirá haciendo un poquito de calor antes del otoño.

El mensaje de Rafa Nadal resonó en Roland Garros y entró directo en la vena de los aficionados al deporte. Y no porque no haya avisado ya varias veces de que se acerca su fecha de caducidad, sino porque esta vez resultaba más creíble, y su maltrecho cuerpo así lo certifica. «Puede que este sea mi último partido en Roland Garros» dijo Rafa tras pasar a cuartos de final de su torneo, y pareció que un verano inolvidable llega pronto a su fin, y que más allá solo habrá tristeza y un otoño gris sin el chico de Manacor que nos ha hecho sonreír 20 años. Veinte años.

Que sea el epílogo o no lo dirá el tiempo, pero es evidente que Nadal afronta hoy un choque de cuartos de final muy cuesta arriba, pues el dichoso sorteo le ha situado en una carretera paralela a la del número uno del mundo y el cruce llega demasiado pronto. Novak Djokovic se sitúa al otro lado de la red, como ya hizo otras 58 veces desde el 7 de junio de 2006. Aquella tarde, también en París, se midieron por primera vez y el serbio levantó la bandera blanca, retirada por lesión. Hoy, llega embalado y solo una persona en el planeta le niega su condición de favorito, él mismo. No es tonto, y razones no le faltan: cuántas veces mataron a Nadal antes de tiempo. El balance general de enfrentamientos sonríe a Nole (30-28) pero en París golea Rafa (7-2). Y son 13 Roland Garros.

La polémica del horario

«Es un partido que me hace mucha ilusión jugar. Él está jugando muy bien pero yo lo voy a dar todo por ganarlo. Tengo que prepararlo muy bien», dijo el tenista español en la ya mencionada rueda de prensa. Ya que tenía un micrófono delante, Nadal también aprovechó para enviar un mensaje a la organización sobre el horario del partido, asunto no baladí: «Ya que puede ser mi último, me gustaría jugar por la tarde«. Sus palabras no tardaron en abandonar la sala y llegar a los oídos, por ejemplo, de Carlos Alcaraz. El tenista murciano y primer heredero al trono lleva dos partidos seguidos jugando en el turno de noche y afronta también hoy otro puerto de primera categoría en cuartos, ante el número 3 del mundo, el tallo alemán Zverev. Y Alcaraz se olía que le podían volver a colocar partido de noche, así que tampoco se calló: «No me parecería justo volver a jugar de noche, hay que decir las cosas. Llevo ya dos días seguidos jugando así».

El marrón llegó a la organización, que se debatía en un dilema sentimental, sí, pero básicamente mercantil: France TV retransmite el torneo diurno en abierto y quiere emitir el Nadal-Djokovic. Amazon Prime Video paga 15 millones -más menos- por dar la franja nocturna y, por supuesto, también lo ansía. La decisión llegó al mediodía de ayer:Alcaraz jugará contra Zverev por la tarde y cero pasiones con Nadal, al turno de cierre, no antes de las 20.45 horas. En su posible despedida habrá luz, pero artificial. Manda el negocio. Y el equipo de Nadal se cabreó: «Rafa tiene un crédito y si tiene una petición deberían escucharla», protestó Carlos Moyá.

No obstante, Nadal tiene otras preocupaciones más acuciantes que el tema del reloj: por ejemplo ¿cómo demonios se le gana a Djokovic? «Tengo que hacer un partido perfecto», dijo el español, lo que traducido en el juego significaría algo así como llevar la iniciativa, mover al serbio por toda la pista, intentar por todos los medios que no saque su revés a pasear y, primordial, que a Nadal no le duela el pie. Si cada elemento de esa fórmula resulta, las opciones de que este sea al menos el penúltimo partido de Rafa en Roland Garros subirá muchos enteros. Y, entonces, el verano de 20 años todavía no se habrá acabado, seguirá haciendo un poquito de calor antes del otoño.