Rafa Nadal y la lesión crónica que le acompaña desde hace 17 años: «El dolor que sufre tiene que ser constante»

Hay dos escafoides, uno por muñeca, y lo mismo en los pies, tarsianos de apellido estos últimos. Allí abajo, este pequeño hueso es el director de orquesta, encargado de coordinar toda la maquinaria responsable de la acción más sencilla y compleja: andar. Un paso tras otro, el escafoides tarsiano reparte fuerzas a todos los huesos vecinos desde su privilegiada posición, en la bóveda plantar, cerquita del empeine, por afinar con la geolocalización.
Bien, una vez situado y conocida su jerarquía, imaginen que les duele. Una intensa molestia a cada paso y que nunca se marcha pues, obvio, ¿cuándo estamos quietos? La dolencia tiene un nombre, enfermedad de Müller-Weiss, y es la compañera de viaje durante los últimos 17 años de un chico llamado Rafael Nadal.
Por todos es conocido que el mejor deportista español de la historia colecciona hazañas y lesiones casi por igual, y que si por algo es admirable es por su capacidad de superar cada obstáculo que su propio cuerpo le ha puesto en el camino. Pero fue solo hace unos días, en su Roland Garros, cuando Rafa entreabrió la puerta del adiós: «Este puede ser mi último partido aquí». Unas horas después, tras su posible penúltimo partido aquí, una obra de arte ante Novak Djokovic, el mensaje resultó aún más inquietante: «Tengo lo que tengo aquí abajo, ya lo sabéis. Cuando termine el torneo hablaré y lo entenderéis?»
¿Y qué tiene Rafa? «Tiene desde hace muchos años el síndrome de Müller-Weiss, una afectación en el escafoides tarsiano de su pie», relata el doctor Alfonso del Corral. «Consiste en que ese hueso se va fragmentando progresivamente, afectando a las articulaciones adyacentes», añade José Luis Bataller, del Colegio Oficial de Médicos de Alicante, especializado en cirugía ortopédica y médico deportivo del Lucentum alicantino.
No es esta una dolencia de fácil clasificación: su origen y posibles tratamientos admiten múltiples teorías, pero, en cuanto a la causa, una de las apuntadas por el doctor Bataller llama la atención: «La alteración o displasia en el hueso puede producirse desde la infancia y está asociada a sobrecargas mecánicas o esfuerzos muy intensos durante la fase de crecimiento. La etiología (las causas), en el caso de Rafa, podría explicarse por intensas cargas mecánicas durante la infancia por su actividad deportiva temprana».
Esta progresiva degeneración del hueso, apreciable para una persona normal cuando llega a la cuarentena o poco antes, avisa mucho antes en un deportista de élite como Nadal y su principal manifestación es la más evidente: «El dolor que sufre Rafa tiene que ser constante. Cada pisada, cada zancada, eso duele y no se va. Se puede tratar de varias maneras, con plantillas y tratamientos, inyectándose analgésicos cada noche como dijo que hace, pero el dolor vuelve a aparecer. Me parece increíble que siga jugando a este nivel», apunta José Luis Ballester. El doctor Del Corral añade: «Lo que está claro es que su equipo médico también está haciendo un trabajo magnífico para evitar que le duela».
El tratamiento para su dolencia ofrece también un amplio abanico de opciones, desde las más conservadoras –camino que Nadal ha recorrido completo– hasta la más drástica y quizás definitiva: la artrodesis. ¿Y esto qué es? «Es una solución quirúrgica que consiste en fusionar los huesos del pie que están afectados». ¿Lo positivo? «Es una solución que puede solucionar el problema y mejora la calidad de vida. Puedes volver a andar sin dolor» ¿El pero? «Es muy difícil que un deportista de élite como él puede volver a competir al mismo nivel con una lesión de este tipo», explicar el doctor Bataller.
La operación, no obstante, tampoco garantiza que no haya efectos secundarios. No sale gratis la tortura constante al cuerpo. «Supongo que Rafa ya tendrá cambios degenerativos en las articulaciones de alrededor del escafoides y eso puede afectar a articulaciones cercanas como son las rodillas».
Quizás todo se reduzca a una certeza simple, Rafa ya no puede más: «Entra en lo razonable que Nadal esté agotado de jugar con dolor y diga basta, o que decida ir al quirófano», opina el médico alicantino, que resume: «Lo que hace tiene un mérito enorme porque le tiene que doler cada paso», añade, pero «él no cede en su empeño de seguir disfrutando del tenis». Pero todo tiene un límite, incluso Rafael Nadal. O no.

Rafa Nadal y la lesión crónica que le acompaña desde hace 17 años: «El dolor que sufre tiene que ser constante»

Hay dos escafoides, uno por muñeca, y lo mismo en los pies, tarsianos de apellido estos últimos. Allí abajo, este pequeño hueso es el director de orquesta, encargado de coordinar toda la maquinaria responsable de la acción más sencilla y compleja: andar. Un paso tras otro, el escafoides tarsiano reparte fuerzas a todos los huesos vecinos desde su privilegiada posición, en la bóveda plantar, cerquita del empeine, por afinar con la geolocalización. Bien, una vez situado y conocida su jerarquía, imaginen que les duele. Una intensa molestia a cada paso y que nunca se marcha pues, obvio, ¿cuándo estamos quietos? La dolencia tiene un nombre, enfermedad de Müller-Weiss, y es la compañera de viaje durante los últimos 17 años de un chico llamado Rafael Nadal. Por todos es conocido que el mejor deportista español de la historia colecciona hazañas y lesiones casi por igual, y que si por algo es admirable es por su capacidad de superar cada obstáculo que su propio cuerpo le ha puesto en el camino. Pero fue solo hace unos días, en su Roland Garros, cuando Rafa entreabrió la puerta del adiós: "Este puede ser mi último partido aquí". Unas horas después, tras su posible penúltimo partido aquí, una obra de arte ante Novak Djokovic, el mensaje resultó aún más inquietante: "Tengo lo que tengo aquí abajo, ya lo sabéis. Cuando termine el torneo hablaré y lo entenderéis?" ¿Y qué tiene Rafa? "Tiene desde hace muchos años el síndrome de Müller-Weiss, una afectación en el escafoides tarsiano de su pie", relata el doctor Alfonso del Corral. «Consiste en que ese hueso se va fragmentando progresivamente, afectando a las articulaciones adyacentes», añade José Luis Bataller, del Colegio Oficial de Médicos de Alicante, especializado en cirugía ortopédica y médico deportivo del Lucentum alicantino. No es esta una dolencia de fácil clasificación: su origen y posibles tratamientos admiten múltiples teorías, pero, en cuanto a la causa, una de las apuntadas por el doctor Bataller llama la atención: «La alteración o displasia en el hueso puede producirse desde la infancia y está asociada a sobrecargas mecánicas o esfuerzos muy intensos durante la fase de crecimiento. La etiología (las causas), en el caso de Rafa, podría explicarse por intensas cargas mecánicas durante la infancia por su actividad deportiva temprana». Esta progresiva degeneración del hueso, apreciable para una persona normal cuando llega a la cuarentena o poco antes, avisa mucho antes en un deportista de élite como Nadal y su principal manifestación es la más evidente: "El dolor que sufre Rafa tiene que ser constante. Cada pisada, cada zancada, eso duele y no se va. Se puede tratar de varias maneras, con plantillas y tratamientos, inyectándose analgésicos cada noche como dijo que hace, pero el dolor vuelve a aparecer. Me parece increíble que siga jugando a este nivel", apunta José Luis Ballester. El doctor Del Corral añade: "Lo que está claro es que su equipo médico también está haciendo un trabajo magnífico para evitar que le duela". El tratamiento para su dolencia ofrece también un amplio abanico de opciones, desde las más conservadoras –camino que Nadal ha recorrido completo– hasta la más drástica y quizás definitiva: la artrodesis. ¿Y esto qué es? «Es una solución quirúrgica que consiste en fusionar los huesos del pie que están afectados». ¿Lo positivo? "Es una solución que puede solucionar el problema y mejora la calidad de vida. Puedes volver a andar sin dolor" ¿El pero? "Es muy difícil que un deportista de élite como él puede volver a competir al mismo nivel con una lesión de este tipo", explicar el doctor Bataller. La operación, no obstante, tampoco garantiza que no haya efectos secundarios. No sale gratis la tortura constante al cuerpo. "Supongo que Rafa ya tendrá cambios degenerativos en las articulaciones de alrededor del escafoides y eso puede afectar a articulaciones cercanas como son las rodillas". Quizás todo se reduzca a una certeza simple, Rafa ya no puede más: "Entra en lo razonable que Nadal esté agotado de jugar con dolor y diga basta, o que decida ir al quirófano", opina el médico alicantino, que resume: "Lo que hace tiene un mérito enorme porque le tiene que doler cada paso", añade, pero "él no cede en su empeño de seguir disfrutando del tenis". Pero todo tiene un límite, incluso Rafael Nadal. O no.

Hay dos escafoides, uno por muñeca, y lo mismo en los pies, tarsianos de apellido estos últimos. Allí abajo, este pequeño hueso es el director de orquesta, encargado de coordinar toda la maquinaria responsable de la acción más sencilla y compleja: andar. Un paso tras otro, el escafoides tarsiano reparte fuerzas a todos los huesos vecinos desde su privilegiada posición, en la bóveda plantar, cerquita del empeine, por afinar con la geolocalización.

Bien, una vez situado y conocida su jerarquía, imaginen que les duele. Una intensa molestia a cada paso y que nunca se marcha pues, obvio, ¿cuándo estamos quietos? La dolencia tiene un nombre, enfermedad de Müller-Weiss, y es la compañera de viaje durante los últimos 17 años de un chico llamado Rafael Nadal.

Por todos es conocido que el mejor deportista español de la historia colecciona hazañas y lesiones casi por igual, y que si por algo es admirable es por su capacidad de superar cada obstáculo que su propio cuerpo le ha puesto en el camino. Pero fue solo hace unos días, en su Roland Garros, cuando Rafa entreabrió la puerta del adiós: «Este puede ser mi último partido aquí». Unas horas después, tras su posible penúltimo partido aquí, una obra de arte ante Novak Djokovic, el mensaje resultó aún más inquietante: «Tengo lo que tengo aquí abajo, ya lo sabéis. Cuando termine el torneo hablaré y lo entenderéis?»

¿Y qué tiene Rafa? «Tiene desde hace muchos años el síndrome de Müller-Weiss, una afectación en el escafoides tarsiano de su pie», relata el doctor Alfonso del Corral. «Consiste en que ese hueso se va fragmentando progresivamente, afectando a las articulaciones adyacentes», añade José Luis Bataller, del Colegio Oficial de Médicos de Alicante, especializado en cirugía ortopédica y médico deportivo del Lucentum alicantino.

No es esta una dolencia de fácil clasificación: su origen y posibles tratamientos admiten múltiples teorías, pero, en cuanto a la causa, una de las apuntadas por el doctor Bataller llama la atención: «La alteración o displasia en el hueso puede producirse desde la infancia y está asociada a sobrecargas mecánicas o esfuerzos muy intensos durante la fase de crecimiento. La etiología (las causas), en el caso de Rafa, podría explicarse por intensas cargas mecánicas durante la infancia por su actividad deportiva temprana».

Esta progresiva degeneración del hueso, apreciable para una persona normal cuando llega a la cuarentena o poco antes, avisa mucho antes en un deportista de élite como Nadal y su principal manifestación es la más evidente: «El dolor que sufre Rafa tiene que ser constante. Cada pisada, cada zancada, eso duele y no se va. Se puede tratar de varias maneras, con plantillas y tratamientos, inyectándose analgésicos cada noche como dijo que hace, pero el dolor vuelve a aparecer. Me parece increíble que siga jugando a este nivel», apunta José Luis Ballester. El doctor Del Corral añade: «Lo que está claro es que su equipo médico también está haciendo un trabajo magnífico para evitar que le duela».

El tratamiento para su dolencia ofrece también un amplio abanico de opciones, desde las más conservadoras –camino que Nadal ha recorrido completo– hasta la más drástica y quizás definitiva: la artrodesis. ¿Y esto qué es? «Es una solución quirúrgica que consiste en fusionar los huesos del pie que están afectados». ¿Lo positivo? «Es una solución que puede solucionar el problema y mejora la calidad de vida. Puedes volver a andar sin dolor» ¿El pero? «Es muy difícil que un deportista de élite como él puede volver a competir al mismo nivel con una lesión de este tipo», explicar el doctor Bataller.

La operación, no obstante, tampoco garantiza que no haya efectos secundarios. No sale gratis la tortura constante al cuerpo. «Supongo que Rafa ya tendrá cambios degenerativos en las articulaciones de alrededor del escafoides y eso puede afectar a articulaciones cercanas como son las rodillas».

Quizás todo se reduzca a una certeza simple, Rafa ya no puede más: «Entra en lo razonable que Nadal esté agotado de jugar con dolor y diga basta, o que decida ir al quirófano», opina el médico alicantino, que resume: «Lo que hace tiene un mérito enorme porque le tiene que doler cada paso», añade, pero «él no cede en su empeño de seguir disfrutando del tenis». Pero todo tiene un límite, incluso Rafael Nadal. O no.