Simeone, ante su gran desafío: de estar cuestionado a ir a por la Champions
El Atlético de Simeone vuelve a ser el Atlético de Simeone. Y eso son palabras mayores. Se han escapado ya la Liga, la Copa del Rey y la Supercopa, pero la reacción ha llegado a tiempo para afrontar con todas las garantías la cuenta pendiente del entrenador argentino, la Champions League. La Orejona se le resiste al Cholo y, una vez entre los ocho clasificados para cuartos, soñar con levantarla no es descabellado, sino el objetivo.
En Old Trafford, y en general en toda la eliminatoria ante el Atlético de Madrid, se vio la mejor versión del equipo rojiblanco. Esa que compite con los grandes de Europa y que le ha llevado a acariciar la Liga de Campeones en un par de ocasiones, con esas dos finales perdidas en 2014 y 2016 en una prórroga y unos penaltis, respectivamente. Hasta en seis veces ha llegado Simeone a los cuartos de final, y quizás esta sea la que lo hace con menos ruido. Sufrió para pasar la fase de grupos, pero lo logró con una meritoria victoria en Oporto. Y en octavos, el ajustado marcador no reflejó la superioridad rojiblanca en el global de los 180 minutos. Ahora, a tan solo cinco partidos para levantar el título, no contar con el Atlético sería un error.
El Atlético tocó fondo con aquella dolorosa derrota ante el Levante, colista de la competición y que todavía no había ganado ni un partido de Liga, el 16 de febrero. El conjunto colchonero había pasado de tener la defensa más sólida de Europa durante la última década a convertirse en un coladero con goles incomprensibles mezcla de errores individuales y también colectivos. Cinco triunfos en 14 partidos eran la clara muestra de la falta de fiabilidad rojiblanca, y por el camino se fueron la Copa del Rey (2-0 ante la Real Sociedad en octavos) y la Supercopa de España (2-1 ante el Athletic en semifinales).
Con ese panorama y el Atlético de Madrid incluso fuera de la zona Champions, pasó lo que jamás había pasado: había voces que cuestionaban la labor de Simeone. Algunos, incluso, pedían su cabeza, algo insólito en los más de once años del argentino en el banquillo colchonero.
El entorno rojiblanco cerró entonces filas. Desde el presidente Enrique Cerezo al capitán Koke pasando por todos los jugadores a los que se les preguntaba. La confianza enSimeone era total y absoluta.
Y la reacción llegó. Una convincente goleada ante Osasuna (0-3), un gran partido ante el United pese al empate a un gol, tres puntos más ante elCelta (2-0), una crucial victoria nada menos que en el campo del tercero, el Betis (1-3) y un sufrido triunfo ante el Cádiz (2-1) antes de la gesta de Old Trafford. Y en todos ellos, un nexo común: la solidez defensiva había vuelto. El Atlético ya era aquel equipo rocoso al que hacerle un gol era complicado. Y a ello hay que sumar el regreso del mejor Oblak: sus paradas cuando peor pintaban las cosas, especialmente en el Villamarín y en Mánchester, recordaban al que hasta hace apenas unos meses estaba considerado el mejor portero del mundo.
El arquero esloveno no es la única buena noticia en el Atlético, cuya resurrección ha coincidido con el mejor momento de Joao Félix (cinco goles en los últimos seis partidos y jugadas de una gran inspiración) y de Antoine Griezmann, ya plenamente integrado y cuya versión ya es similar a la de su primera etapa. Aunque Simeone lo que destaca es el grupo, unido como en sus mejores días. «Ponernos a hablar de uno solo no estaría bueno porque fue un esfuerzo general. El equipo sabía lo que tenía que hacer», dijo el Cholo. «Hay un grupo que si hay una piscina se tira, haya agua o no». Compromiso.
Con esos mimbres, este Atlético de Madrid no renuncia a absolutamente nada. La ‘era Simeone’, la que ha cambiado la historia del club rojiblanco, tiene una cuenta pendiente con la Champions Legue, y se las quiere cobrar este año. Los rivales son temibles –Manchester City, Bayern, Real Madrid, Liverpool…– pero a buen seguro que ninguno se alegrará el viernes si ve la bola del Atlético en el sorteo.
El Atlético de Simeone vuelve a ser el Atlético de Simeone. Y eso son palabras mayores. Se han escapado ya la Liga, la Copa del Rey y la Supercopa, pero la reacción ha llegado a tiempo para afrontar con todas las garantías la cuenta pendiente del entrenador argentino, la Champions League. La Orejona se le resiste al Cholo y, una vez entre los ocho clasificados para cuartos, soñar con levantarla no es descabellado, sino el objetivo.
En Old Trafford, y en general en toda la eliminatoria ante el Atlético de Madrid, se vio la mejor versión del equipo rojiblanco. Esa que compite con los grandes de Europa y que le ha llevado a acariciar la Liga de Campeones en un par de ocasiones, con esas dos finales perdidas en 2014 y 2016 en una prórroga y unos penaltis, respectivamente. Hasta en seis veces ha llegado Simeone a los cuartos de final, y quizás esta sea la que lo hace con menos ruido. Sufrió para pasar la fase de grupos, pero lo logró con una meritoria victoria en Oporto. Y en octavos, el ajustado marcador no reflejó la superioridad rojiblanca en el global de los 180 minutos. Ahora, a tan solo cinco partidos para levantar el título, no contar con el Atlético sería un error.
El Atlético tocó fondo con aquella dolorosa derrota ante el Levante, colista de la competición y que todavía no había ganado ni un partido de Liga, el 16 de febrero. El conjunto colchonero había pasado de tener la defensa más sólida de Europa durante la última década a convertirse en un coladero con goles incomprensibles mezcla de errores individuales y también colectivos. Cinco triunfos en 14 partidos eran la clara muestra de la falta de fiabilidad rojiblanca, y por el camino se fueron la Copa del Rey (2-0 ante la Real Sociedad en octavos) y la Supercopa de España (2-1 ante el Athletic en semifinales).
Con ese panorama y el Atlético de Madrid incluso fuera de la zona Champions, pasó lo que jamás había pasado: había voces que cuestionaban la labor de Simeone. Algunos, incluso, pedían su cabeza, algo insólito en los más de once años del argentino en el banquillo colchonero.
El entorno rojiblanco cerró entonces filas. Desde el presidente Enrique Cerezo al capitán Koke pasando por todos los jugadores a los que se les preguntaba. La confianza enSimeone era total y absoluta.
Y la reacción llegó. Una convincente goleada ante Osasuna (0-3), un gran partido ante el United pese al empate a un gol, tres puntos más ante elCelta (2-0), una crucial victoria nada menos que en el campo del tercero, el Betis (1-3) y un sufrido triunfo ante el Cádiz (2-1) antes de la gesta de Old Trafford. Y en todos ellos, un nexo común: la solidez defensiva había vuelto. El Atlético ya era aquel equipo rocoso al que hacerle un gol era complicado. Y a ello hay que sumar el regreso del mejor Oblak: sus paradas cuando peor pintaban las cosas, especialmente en el Villamarín y en Mánchester, recordaban al que hasta hace apenas unos meses estaba considerado el mejor portero del mundo.
El arquero esloveno no es la única buena noticia en el Atlético, cuya resurrección ha coincidido con el mejor momento de Joao Félix (cinco goles en los últimos seis partidos y jugadas de una gran inspiración) y de Antoine Griezmann, ya plenamente integrado y cuya versión ya es similar a la de su primera etapa. Aunque Simeone lo que destaca es el grupo, unido como en sus mejores días. «Ponernos a hablar de uno solo no estaría bueno porque fue un esfuerzo general. El equipo sabía lo que tenía que hacer», dijo el Cholo. «Hay un grupo que si hay una piscina se tira, haya agua o no». Compromiso.
Con esos mimbres, este Atlético de Madrid no renuncia a absolutamente nada. La ‘era Simeone’, la que ha cambiado la historia del club rojiblanco, tiene una cuenta pendiente con la Champions Legue, y se las quiere cobrar este año. Los rivales son temibles –Manchester City, Bayern, Real Madrid, Liverpool…– pero a buen seguro que ninguno se alegrará el viernes si ve la bola del Atlético en el sorteo.