Una paracaidista sobrevive milagrosamente tras caer a cuatro kilómetros de altura y volar a más de 200 km/h

La vida de Jordan Hatmaker cambio radicalmente durante un salto de paracaídas. Una vez inició estaba realizando la ejecución de su salto desde el avión, se dio cuenta que no podía desenredarlo y que le podía esperar lo peor.
A más de cuatro kilómetros de altura y una velocidad de casi 200 kilómetros hora, la muerte parecía ser su destino más seguro. Sin embargo, de manera milagrosa consiguió sobrevivir esta adicta a las emociones fuertes.
Varias lesiones graves como la rotura de un tobillo, la pierna o la espalda, tuvieron a Hatmaker durante más de 20 días ingresada. Unos problemas físicos nada comparables a la más que posible muerte a la que parecía estar destinada la paracaidista.
«Primero traté de levantarme del suelo, y cuando no pude mover nada, mi primer pensamiento fue que estaba paralizada y empecé a gritar. Nunca había escuchado sonidos como esos saliendo de mi cuerpo. Lancé gritos espeluznantes», relató al hablar sobre el accidente.
«Estaba muy agradecida de estar viva, ese era el pensamiento que tenía con más frecuencia», aseguraba Hatmaker. Una reflexión muy acorde a su historia de supervivencia.

Una paracaidista sobrevive milagrosamente tras caer a cuatro kilómetros de altura y volar a más de 200 km/h

La vida de Jordan Hatmaker cambio radicalmente durante un salto de paracaídas. Una vez inició estaba realizando la ejecución de su salto desde el avión, se dio cuenta que no podía desenredarlo y que le podía esperar lo peor. A más de cuatro kilómetros de altura y una velocidad de casi 200 kilómetros hora, la muerte parecía ser su destino más seguro. Sin embargo, de manera milagrosa consiguió sobrevivir esta adicta a las emociones fuertes. Varias lesiones graves como la rotura de un tobillo, la pierna o la espalda, tuvieron a Hatmaker durante más de 20 días ingresada. Unos problemas físicos nada comparables a la más que posible muerte a la que parecía estar destinada la paracaidista. "Primero traté de levantarme del suelo, y cuando no pude mover nada, mi primer pensamiento fue que estaba paralizada y empecé a gritar. Nunca había escuchado sonidos como esos saliendo de mi cuerpo. Lancé gritos espeluznantes", relató al hablar sobre el accidente. "Estaba muy agradecida de estar viva, ese era el pensamiento que tenía con más frecuencia", aseguraba Hatmaker. Una reflexión muy acorde a su historia de supervivencia.

La vida de Jordan Hatmaker cambio radicalmente durante un salto de paracaídas. Una vez inició estaba realizando la ejecución de su salto desde el avión, se dio cuenta que no podía desenredarlo y que le podía esperar lo peor.

A más de cuatro kilómetros de altura y una velocidad de casi 200 kilómetros hora, la muerte parecía ser su destino más seguro. Sin embargo, de manera milagrosa consiguió sobrevivir esta adicta a las emociones fuertes.

Varias lesiones graves como la rotura de un tobillo, la pierna o la espalda, tuvieron a Hatmaker durante más de 20 días ingresada. Unos problemas físicos nada comparables a la más que posible muerte a la que parecía estar destinada la paracaidista.

«Primero traté de levantarme del suelo, y cuando no pude mover nada, mi primer pensamiento fue que estaba paralizada y empecé a gritar. Nunca había escuchado sonidos como esos saliendo de mi cuerpo. Lancé gritos espeluznantes», relató al hablar sobre el accidente.

«Estaba muy agradecida de estar viva, ese era el pensamiento que tenía con más frecuencia», aseguraba Hatmaker. Una reflexión muy acorde a su historia de supervivencia.