Enmanuel Reyes 'El Profeta' que huyó de Cuba para ganar: "El que sube al ring me quiere ganar, le tengo que arrancar la cabeza"

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El boxeador volverá a unos Juegos tres años después para cumplir el sueño que le arrebataron en Tokio 2020.

Enmanuel Reyes 'El Profeta' que huyó de Cuba para ganar: "El que sube al ring me quiere ganar, le tengo que arrancar la cabeza"

El boxeador volverá a unos Juegos tres años después para cumplir el sueño que le arrebataron en Tokio 2020.

«Soy El Profeta dando palo, vengo a arrancar cabezas», fue la frase de presentación de Enmanuel Reyes ante los miles de españoles atónitos frente al televisor durante la retransmisión del boxeo en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Con su acento cubano y la presencia que le otorgan sus casi dos metros de altura, el representante español cautivó a los descreídos espectadores y se convirtió rápidamente en la sensación de la expedición española.

Nadie quiso perderse sus combates en Tokio, todos rabiamos con su injusta derrota a las puertas de la medalla de aquel hombre desconocido para el gran público que, con su bravuconería ante las cámaras y su buen corazón, sembró unas ganas irresistibles de volverle a ver en el ring olímpico. Así será, Enmanuel Reyes ‘El Profeta’ subirá al ring instalado en Roland Garros para la gran cita olímpica de París 2024.

«Ahora entrenamos seis horas al día», confiesa a 20Minutos en los momentos previos al arranque de su sesión de sparring en el gimnasio del Centro de Alto Rendimiento de Madrid mientras se coloca el vendaje en las manos. «El camino ha sido muy difícil hasta aquí, pero hay que luchar por los sueños. Para eso salimos de Cuba, ¿no?», dice casi sin dar importancia a la increíble historia humana que esconde su amplia sonrisa.

Enmanuel, nacido en la tierra donde el boxeo es religión, apostó toda su vida para salir de la isla. «No me daban la oportunidad allí. Tenía un buen rival que era el que más peleaba y a mí me tenían de segunda figura, siempre me decían: ‘tú, para el otro año'». Fue entonces cuando empezó su larga travesía a España.

De Cuba voló al único lugar al que le permitía su pasaporte, Moscú, donde permaneció hasta que consiguió llegar a Austria y pedir asilo. «Me metieron en un campamento de refugiados del que conseguí salir, pero, por inexperiencia, en vez de coger un avión cogí un autobús y me detuvieron en la frontera con Francia», cuenta sobre un viaje que se complicó mucho a partir de ahí.

Permaneció casi un mes encarcelado en Alemania. «Era como una cárcel, de inmigrantes, pero cárcel, con su celda y su cerca», describe sobre el lugar donde pasó el peor mes de su travesía antes de regresar a Austria, desde donde cogió un avión que le permitió bajarse en Barcelona. Primera parte del sueño cumplido, ya estaba en la tierra donde le esperaba su familia y la gran oportunidad de convertirse en un campeón sobre el cuadrilátero.

«Sueño con ser campeón olímpico desde que empecé a boxear con cinco años, es lo más alto que un deportista puede llegar. El boxeo se convirtió en mi trabajo a partir de los ocho años», corrobora un hombre que nunca paró de entrenar para mantener su forma física en su odisea por Europa.

Su primera oportunidad llegó en 2021 tras un año extra de preparación por el aplazamiento de los Juegos de Tokio debido a la pandemia mundial. Fue en Japón, a miles de kilómetros del país que lo acogió, donde se presentó por todo lo alto ante España. Lo hizo con un apabullante KO en el segundo asalto ante el kazajo Vasili Levit, subcampeón olímpico, combate que le dio el billete a unos cuartos de final convertidos a la postre en su peor pesadilla.

En el cuadrilátero esperaba el favorito de los pesos pesados, el cubano Julio César La Cruz, el mismo hombre que le cerró las puertas en Cuba y que lo volvería hacer en el paso previo a las medallas en un combate con mucha polémica. «Esto se lo han llevado al plano político», decía un Enmanuel sobrepasado por la extraña decisión de los jueces tras una pelea dominada de cabo a rabo por el español. «Me sentí fatal cuando levantaron su puño, es el trabajo de cuatro años, había ganado mi combate y no me lo habían dado… pero me fui contento de demostrar que, con las mismas oportunidades, le podía ganar al que antes me ganaba», zanja con un recuerdo que le ha fortalecido para volver a intentarlo a sus 31 años en París.

«Esta vez no quiero dar lugar a la duda porque sé que los árbitros tiran siempre para los países contrarios, así que mi trabajo es ir a por el KO o darle ‘piñazos’ los tres asaltos», dice como advertencia a los jueces de París 2024 antes de mandar un mensaje también a sus rivales. «Si al final me quitan la pelea me la quitarán, pero tú vas a bajar hinchado del ring», amenaza.

«Yo voy a por el oro y, si Dios quiere, vamos a conseguir el oro», dice convencido Enmanuel, con frases de la vieja biblia de su abuela escritas en las zapatillas y creyente musulmán. «He acabado hace poco el ramadán, pero no ha afectado a mi preparación porque yo ya tenía la clasificación (lograda el pasado marzo en el preolímpico de Busto Arsizio, Italia) hay que cumplir con Dios siempre, él va primero que todo, es el que te da la oportunidad», insiste antes de la gran cita a la que llega con la confianza del trabajo bien hecho.

Esto es un deporte de combate, no hay amigos

«Nos vemos todos los días, somos los mismos… lo único que cambia es el nombre de la competición», declara confiado. «Los Juegos son mucho más fáciles que un Mundial, no hay por qué tener miedo ni meterse demasiada presión, hay que llegar viendo a los rivales y pensando ‘a ti te voy a arrancar la cabeza’, ‘a ti te voy a matar mañana’, ‘a ti pasado’… esa es la actitud», añade en una de sus habituales frases contundentes que dejan titulares, pero que en las distancias cortas muestran toda la humildad y llaneza de un hombre determinado a lograr su sueño.

Cercano y risueño con los amigos a los que sacudirá apenas minutos después, Enmanuel desgrana lo que hay detrás de esas sentencias lapidarias que tanta fama le dieron en Tokio: «Es un deporte de combate, no hay amigos. Todo el que se sube al ring conmigo me quiere ganar y le tengo que arrancar la cabeza, es el objetivo. Hasta mi padre me lo dice: ‘si yo subo al ring también me tienes que dar golpes, aunque sea tu padre’. El que tengo delante también quiere ser campeón olímpico, no le voy a dar suave», zanja.

Trae a un ‘español’ que sea mejor que yo y, si me gana, lo llevas a los Juegos

Reyes espera que la gente se vuelque con él y con el equipo español en París 2024 como pasó en Tokio, cita en la que asegura que sintió «un apoyo tremendo» a pesar de tener que lidiar con una ola de comentarios racistas. «Criticaron mucho al equipo español, decían que éramos un quipo de inmigrantes», recuerda un boxeador con alguna que otra frase preparada también para los racistas.

«Yo nunca ‘cojo lucha’ con eso, pero cuando he respondido siempre he dicho lo mismo: ‘trae a un ‘español’ que sea mejor que yo y, si me gana, llévalo a los Juegos… y, si no, no critiques'», alecciona para dejar otro titular con el que reafirmar su sentimiento español. «Yo fui conquistado por Colón, lo llevo en la sangre y me siento más español que muchos españoles. Este es el mejor país de Europa», zanja.

Enmanuel asegura no extrañar nada Cuba porque de allí solo tiene «malos recuerdos». Aquí ha hecho el resto de su vida tras encontrar una oportunidad en un país con historia en un deporte ahora condenado a las sombras. «El boxeo se ha perdido en España porque hay una normativa que especifica que hay que empezar a los 18 años, pero el boxeo se aprende de niño», opina para luego extenderse en su argumento del porqué el boxeo ha perdido peso en nuestro país.

«Se dice que es violento, pero no entiendo por qué quieren apartar tanto al boxeo. El judo es violento, el taekwondo también… Creo que es por el pasado que tiene, con boxeadores alcohólicos, drogadictos y gente que se pelaba en la calle. No ven la gente que hay ahora en el boxeo», razona.

Ahora, justo en tiempos en los que las Artes Marciales Mixtas (MMA), quizás la modalidad más agresiva de los deportes de contacto, triunfa en España gracias a Ilia Topuria, Enmanuel Reyes, un hombre con un camino muy similar al del hispanogeorgiano, se prepara para dar el salto del boxeo amateur (el que participa en los Juegos) al profesionalismo con una frase grabada a fuego en su memoria: «Cae, levántate y llega a la cima. Desde ahí las vistas son espectaculares».

«Hay que caer para poner los pies sobre la tierra. Cuándo ganas te crees Dios y a veces hay que caer para volver a ver el proceso», explica un hombre al que una decisión arbitral le puso los pies en la tierra hace ya tres años y que completa ahora la última fase del camino para llegar a la cima en los Juegos de París.

«Desde arriba las vistas se ven muy bien, en la cima estás mucho más tranquilo», zanja Enmanuel Reyes, El Profeta, el elegido para subir a lo más alto del podio de La Ciudad de la Luz

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