Los problemas legales a los que se enfrenta Antonio Barrul tras la denuncia: depende de las lesiones y de un posible agravante

El boxeador Antonio Barrul veía una película en el cine con su esposa y sus hijos cuando, al ver a un hombre maltratar a su mujer, no se pudo contener y salió a su encuentro para tratar de calmarle. No lo consiguió y las amenazas del hombre terminaron en una pelea que resolvió en apenas unos golpes, un conflicto que podría tener consecuencias penales para él una vez conocida la interposición de denuncia por parte del hombre al que agredió.

En primer lugar, y como es obvio, el proceso penal debe partir de una denuncia que, tras varios días de incertidumbre, ya ha sido presentada por el hombre que fue reducido por Barrul en la sala de cine. «Ahora solo con el vídeo como única prueba es complicado hacer una previsión», adviertía este martes el abogado penalista José María de Pablo, una de las fuentes jurídicas consultadas para la elaboración de este artículo.

Una vez presentada la misma, ahora arrancará un caso en el que cada arista es clave, por lo que se debería estudiar todo minuciosamente. Eso sí, lo que queda descartado desde un primer momento es la consideración de los puños del boxeador profesional como «arma blanca», tal y como asevera Manuel Iglesias Prada, del despacho Estudio Jurídico Luchana 9, penalista que también fue consultado por 20 Minutos.

Ambos coinciden y justifican su respuesta al referirse a los agravantes de un presunto delito de lesiones contemplados en el primer apartado del Artículo 148 del Código Penal: Si en la agresión se hubieren utilizado armas, instrumentos, objetos, medios, métodos o formas concretamente peligrosas para la vida o salud, física o psíquica, del lesionado.

«El código penal habla de armas blancas y se refiere a cuchillos y navajas (…) el hecho de ser boxeador no es, a priori, un ‘método concretamente peligroso'», considera José María de Pablo. Por su parte, Manuel Iglesias Prada matiza que sí podría ser trascendente en lo relativo a la horquilla de la posible pena, «aunque todo dependerá de las lesiones», insiste.

«Las lesiones son la clave», coinciden, de nuevo, ambos. Y es que, en función de los daños producidos por Antonio Barrul las consecuencias podrían ser muy diferentes.

«Si no le ha causado lesiones es un delito leve, lo que antes se consideraba una falta. Le podrían poner una multa pequeñita, de unos 100 euros, por ejemplo, aunque la cuantía de la sanción depende de muchos detalles», plantea De Pablo.

Si una persona, por muy boxeador o experto en artes marciales que sea, le da un ‘tortazo’ a otro que le produce un moratón, eso no va a agravar el delito porque no habría empleado los conocimientos de su profesión en la agresión. El delito se agravaría si las lesiones si requieren un tratamiento mayor de la primera asistencia, como por ejemplo una intervención quirúrgica como puede ser la necesidad de poner puntos de sutura», añade Manuel Iglesias Prada.

Al igual que podría tener agravantes, la agresión «podría tener atenuantes», al menos así lo asegura Manuel Iglesias Prada al ser preguntado por la influencia que tendrían en un posible juicio los mensajes de disculpa publicados por el boxeador a través de sus redes sociales.

Diferente es la opinión de José María de Pablo al respecto, pues a pesar de matizar que ello «depende de muchos factores», no cree que pueda «haber una atenuante por pedir disculpas de manera pública».

Ahora, más allá de las posibles consecuencias deportivas para el boxeador —que no será suspendido, al menos como han adelantado fuentes de la Federación Española de Boxeo y la Federación de Boxeo de Castilla y León— todo dependerá de «la gravedad de las lesiones, que es el dato clave que aún no se conoce y del que depende todo», zanja Iglesias Prada.