Luymar Hernández, el esgrimista que sufrió un accidente al romperse su careta compitiendo: "Pasé de 96 kilos a 40"

0

Luymar Hernández, esgrimista: «La espada de mi contrincante rompió mi careta y penetró por debajo de mi globo ocular 30cm»

Luymar Hernández, el esgrimista que sufrió un accidente al romperse su careta compitiendo: "Pasé de 96 kilos a 40"

Luymar Hernández, esgrimista: "La espada de mi contrincante rompió mi careta y penetró por debajo de mi globo ocular 30cm"

La vida cambia en un segundo, al menos eso dice el dicho. Y, como tantas otras verdades que nos revela el lenguaje popular español, esta no podía ser de distinta manera.

Un claro ejemplo de ello es el caso de Luymar Hernández, un esgrimista que aspiraba a participar en los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008 en la especialidad de Espada, pero al que un desafortunado y grave accidente se lo impidió.

La vida de este venezolano ha estado ligada al esgrima desde que, con tan solo 10 años, su tío le llevaba a entrenar con él porque también era un gran aficionado de este deporte. Luymar consiguió que con 15 años una institución venezolana le ofreciera una beca de estudios en la que apostaban por él como esgrimista a nivel internacional.

En noviembre de 2007, con la vista puesta en los Juegos Olímpicos, Luymar tuvo que regresar a Venezuela para participar en los Juegos Deportivos Nacionales de su país, que tendrían lugar en diciembre de ese mismo año. Pero algo desarmó los planes previstos.

«La careta que llevaba para protegerme la cara durante la competición se rompió. Se supone que soporta 1600 newtons de fuerza (163,15 kg). Es un caso insólito. Estábamos entrenando y ambos hicimos un movimiento ofensivo que provocó que la espada penetrara por debajo de mi globo ocular derecho alrededor de 30 centímetros», relata a 20minutos.

El accidente mantuvo a Luymar en coma inducido un mes y al despertar la realidad que se encontró era muy diferente a la que había vivido hasta entonces: no era capaz de caminar, ni de comer por sí solo y su físico había cambiado radicalmente: «Pasé de 96 a 40 kg. Era prácticamente hueso».

El esgrima te hace entender que todo lleva un proceso y que nada de lo que merece la pena es inmediato

Sin embargo, la forma en que afrontó lo que había pasado y la fuerza que le daba pensar en poder coger a su hija, a punto de nacer, le hizo trabajar ininterrumpidamente en ejercicios de movilidad, terapias y rehabilitaciones específicas. «Contra todo pronóstico, en tan solo dos meses ya era capaz de dar mis primeros pasos y coordinar el movimiento de mis piernas», cuenta orgulloso.

«El esgrima es disciplina y lo que trato de inculcar a mis alumnos desde que soy profesor es que este deporte te enseña que nada de lo que merece la pena es inmediato».

«Cada movimiento, cada repetición y toda preparación que hagas cuenta. Pero no solo en la pista, sino en tu vida diaria», manifiesta Luymar, que extrapola su enseñanza tras el accidente al deporte que casi le quitó la vida pero, sin duda, le ha dado muchísimo más.

Deja una respuesta